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“Guárdame la comida que no me demoro”, fueron las últimas palabras que la adolescente Ana Valeria Alfaro Cabrera, de 14 años, le dijo a su madre Yajaira Alfaro el pasado viernes 2 de agosto, antes de salir de su vivienda entre los barrios Las Nieves y Rebolo. Once días después, familiares aún esperan encontrarla, pese a las varias versiones que apuntan a un supuesto asesinato.

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Gracias a una solicitud de la unidad de Búsqueda de Desaparecidos del CTI de la Fiscalía Seccional Atlántico, enviada a este medio para tratar de obtener información sobre su ubicación, se estableció que la joven al momento de su extravío “vestía un enterizo espalda afuera de color negro y sandalias sintéticas de color blanco”.

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En la misma circular de la agencia fiscal se lee que la menor tiene como características físicas “1 metro con 55 centímetros de estatura aproximadamente, de contextura robusta, piel morena, cabello liso negro, ojos medianos de color oscuro, nariz achatada, boca mediana, labios medianos. Tiene un tatuaje en el antebrazo derecho en forma de mariposa y otro más en la pierna derecha en forma de palmeras. Y tiene un piercing en el lado derecho de la boca”.

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Tal como llegó a conocer EL HERALDO, la progenitora de Alfaro Cabrera aseguró que “se había ido de la casa en una moto junto con amigo y desde ese día no volvió aparecer”. “Ella no iba a salir, me dijo que ya venía y que no demoraba. Se fue hasta en chancletas, tenía un enterizo negro. El sábado era que se iba a cambiar, compró ropa que se iba a estrenar ese día para estar con sus amigas”.

Los detalles preliminares que venían siendo manejados por las autoridades competentes apuntaban a que la menor habría sido vista esa misma noche en un billar de la localidad Suroriente hablando con unos sujetos, aparentemente de más edad. Los mismos con los que habría salido luego del sitio.

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Sobre eso, Yajaira explicó que a su hija sí le gustaba salir, pero que nunca lo hacía lejos del barrio. De igual manera, tuvo la oportunidad de tener una pequeña comunicación al día siguiente de su desaparición.

“Ella era de las que decía que no dependía de nadie, pero no era así. Siempre nos reportaba donde estaba y andaba conectada. Lo raro es que desde el sábado no lo hace. Le mandó un mensaje a una vecina que tiene agregada en Facebook diciéndole que no nos preocupáramos, que estaba bien. Que volvía pronto, pero no supimos más. Se desconectó y no ha vuelto”, contó la mamá.

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“Nos han llegado algunos mensajes, pero eso lo tiene la Fiscalía. Son cosas que ninguna madre quiere saber. Dicen que la vieron por allá y la mataron, que fuéramos a buscarla a la orilla del río, por el sector de La Loma. Yo les dije eso a las autoridades, estuvieron por allá, pero no encontraron nada. Recientemente nos dijeron nuevamente que estaba viva, pero drogada. Nada todavía”, agregó.

La madre detalló que a Valeria no le conocían problemas o amenazas de muerte. El amigo con el que se fue solo confirmó que ella le pidió un chance hasta donde la estaban esperando.

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Ana Valeria, próxima a cumplir 15 años en el mes de septiembre —la familia está en preparativos de su fiesta— vivía en Soledad junto con su padre. Es la tercera de cuatro hermanos, dos hombres y dos mujeres. Desde hace dos meses se vino para Rebolo, pues “su papá no la dejaba salir”. Estaba esperando su ingreso a un nuevo centro educativo.

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Su madre aprovechó los micrófonos de este medio de comunicación para enviarle un mensaje a Valeria y a las autoridades: “A más de uno en este barrio le hace falta escucharla. Es alegre y le gusta mucho la música. Yo no creo nada de lo que dicen, eso es feo. No me pinto así a mi hija, ella no era mala para que le hagan eso. Que venga rápido, la extraño y no la voy a regañar”.

“A las autoridades le pido que no se olviden de mi hija, que me la busquen. Como dicen tantas cosas. Yo sé que ella va a venir, pero que se apure”, añadió.