Una fuente del CTI de la Fiscalía le aseguró a EL HERALDO que Ramsés Vargas, exrector de la Universidad Autónoma del Caribe, estaba hospedado en el modesto hotel ‘El Paisita’ del barrio Crespo, un lugar de hospedaje de bajo perfil, a solo unas tres cuadras del CAI de la Policía y a cuatro del aeropuerto internacional Rafael Núñez, como estrategia final para cuando estuviera lista la documentación falsa que un tercero le estaba preparando para poder salir rápido del país.
Las autoridades no revelaron detalles sobre quién o qué organización delincuencial le estaba preparando dicha identidad falsa al exrector, como tampoco si existían pistas de cuál podría haber sido su rumbo hacia el exterior.
Este medio conoció detalles íntimos de los movimientos internos y órdenes que el particular huésped del hotel le había dado al administrador del recinto. Una de ellas fue que le buscara un estilista profesional que le cortara no solamente el cabello sino que le cambiara su apariencia física para despistar a las autoridades que le respiraban sobre el hombro.
Incluso, el administrador le sugirió que saliera y a unas pocas cuadras encontraría una peluquería, pero Ramsés Vargas estaba renuente a la mínima posibilidad de abandonar el edificio que se convirtió en su escondite hasta el domingo por la noche cuando las autoridades dieron con su paradero.
Otro de los detalles particulares de Vargas fue que cuando se registró en el hotel llegó luciendo una camiseta estampada con la consigna ‘Yo amo a Cartagena’, una playera habitual que usan los extranjeros una vez llegan a la Heroica. Además como no habló durante su registro en este sitio, los trabajadores asumieron que se trataba de un turista que no hablaba español pese a su apariencia.
Se conoció también que desde que Ramsés llegó a este lugar nunca pronunció palabra alguna. Todo lo que pidió o solicitó, lo hizo a través de una persona que los administradores del hotel identificaron como 'su primo' y quien fue la persona encargada de firmar su registro como huésped.
EL HERALDO tuvo acceso al libro de registro del hotel y se conoció que el exrector de la Universidad Autónoma del Caribe firmó con el nombre de Guido Almeida Ronaldo, quien se supo es el nombre del conductor del papá de Ramsés Vargas.
Vargas estaba tan interesado en hospedarse en este sitio ubicado en una parte estratégica del norte de Cartagena, a pocas cuadras del puerto aéreo y a metros del búnker de la Fiscalía, que no le importó que la única habitación, la número 9, que estaba disponible en el inmueble no le servía el aire acondicionado.
Solo hasta el sábado al mediodía fue que Vargas Lamadrid pronunció palabra a oídos de los empleados de este recinto cuando vía telefónica pidió huevos revueltos con pan, la única opción que existe en el menú del hotel.
Los agentes del CTI de la Fiscalía ya arrastraban cierta frustración tras dos operativos fallidos en el edificio Ibiza y en la zona insular de la ciudad hasta donde llegaron siguiéndole la pista al acusado por corrupción al interior del alma mater, por lo que al interior del equipo investigativo y operativo del ente acusador había cierta desesperación por dar con Vargas, quien ya se les había convertido en motivo de burla para la institución dado lo complicado de dar con su paradero. Así lo dejó entrever una charla que un agente, quien pidió no ser identificado, le dijo a esta periodista vía telefónica.
En el momento en que se estaba desarrollando el operativo por parte del CTI, entre los trabajadores y el administrador se dispersó un rumor sobre que el silencioso personaje de la ‘9’ era alguien importante y que era urgente pedirle que pagara los $120 mil antes que fuera escoltado por los funcionarios hasta la camioneta en la que se lo llevaron.
'Señor, no sé quién es usted, pero me paga los dos días de la habitación antes de que se vaya', le recordó un trabajador del hotel. Por lo que Vargas, aún esposado, debió pedirle a un agente que le permitiera sacar del pequeño bolso que le había sido incautado, minutos antes, los $120 mil por concepto de su esporádico hospedaje.