'Es un acto de arrogancia pretender que la naturaleza estará mejor después de que se ejecuten los proyectos de minería', afirmó Julio Fierro Morales geólogo de la Universidad Nacional en el foro académico sobre el desvío del arroyo Bruno contemplado en un proyecto de Cerrejón.
El experto aseguró que con el tema del río Ranchería y más específicamente con su afluente, que es el Bruno, Cerrejón ha dicho que van a hacer una réplica corriendo un poco más de tres kilómetros el arroyo, pero que eso no es cierto, porque el arroyo no solo es agua, sino vida y eso no se puede replicar.
'Además los ríos y arroyos tienen su tiempo de evolución, que en este caso puede ser de uno o dos millones de años y pretender comprar ese tiempo es un acto de arrogancia por parte de Cerrejón', aseveró durante su exposición.
Fierro indicó que los estudios que realizó la empresa son muy buenos, pero no son suficientes para determinar si el arroyo se puede desviar o no.
'Además tenemos evidencias de que el ciclo del agua se verá afectado y millones de metros cúbicos de aguas subterráneas tendrán problemas de contaminación y eso no es aceptable en una región donde el agua es un bien preciado', aseguró.
En el foro también intervino Ana María Llorente ingeniera ambiental y magíster en geomática, quien es miembro del grupo de investigación geoambiental Terrae, de la Universidad Nacional.
Ella ha estudiado el caso del arroyo y asegura que potenciaría la escasez hidrológica en la cuenca del río Ranchería y se traduce en menos agua para las comunidades de la zona. 'Hace 20 años se vivió una experiencia similar porque Cerrejón desvió el arroyo Aguas Blancas y los resultados de su recuperación ambiental fueron desastrosos. Este era un afluente caudaloso y hoy es un corredor de piedras secas y tierra árida en donde no hay agua. Este antecedente evidencia que es imposible que después de la desviación, las características ecosistémicas sean las mismas.
Ningún representante de Cerrejón asistió al evento, pero a través de un comunicado, insiste que la intervención del arroyo no significa su desaparición sino la modificación de una parte de su cauce. Agrega que el proyecto es con el propósito de mantener los actuales niveles de producción de la mina y no para expandirla.
'Este consiste en mover 700 metros al norte un tramo de 3,6 kilómetros en la cuenca baja del Arroyo Bruno (en los últimos 5 km de los cerca de los 27 km que tiene de longitud) para protegerlo de la operación minera', afirmó Luis Mesa, superintendencia de Desarrollo Sostenible de la multinacional.
Aclara que de los 27 cuerpos de agua de los cuales se ha afirmado que Cerrejón ha desviado, solo dos han sido intervenidos, uno en 1991 llamado Aguas Blancas con permiso del entones Inderena y otro en el 2002 de nombre Tabaco autorizado por Corpoguajira.
'Estos dos cuerpos de agua existen, continúan prestando su función dentro de la mina y no están secos como se ha dicho. Solo un experto podría determinar que sus cauces fueron parcialmente modificados dadas las condiciones de recuperación que hoy presentan', aseguró Mesa.
La empresa también afirma que este proyecto cumplió con todas las instancias legales que exige la ley colombiana, las cuales contemplaron 18 años de estudios, evaluaciones, aprobaciones y el desarrollo de un proceso de consulta previa con la comunidad de Campo Herrera. 'Todo esto con el control de entidades del orden nacional y regional: el Ministerio del Medio Ambiente, el Ministerio del Interior, la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA) y Corpoguajira', manifiesta la carbonífera.