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Si hay algún problema que por estos días le preocupa al gobernador (e) de La Guajira, Jorge Enrique Vélez, es la negativa del obispo de Riohacha, Héctor Salah Zuleta, para operar el Programa de Alimentación Escolar en el departamento.

'Soy muy creyente, todavía rezo para que el obispo reflexione y nos ayude. Es un tema de confianza. ¿En quién confía la gente en La Guajira? En su obispo. Ese es el líder positivo', sostiene el mandatario, refiriéndose al ofrecimiento que le hizo al prelado.

'Condiciones difíciles'

En recientes declaraciones a EL HERALDO, Salah aseguró que es muy difícil asumir ese contrato porque las condiciones de los oferentes son 'muy difíciles' de cumplir.

El obispo criticó el hecho que desde Bogotá sean elaboradas las condiciones para un territorio como La Guajira, teniendo en cuenta que se exige que los alimentos sean conservados a ocho grados centígrados en zonas que no cuentan con energía eléctrica.

En respuesta a la posición de Salah, el gobernador (e) sostuvo que el tema ya lo ha analizado con la ministra de Educación, Gina Parody, de tal manera que si es necesario cambiar la minuta, se hará.

En visita a esta Casa Editorial, el mandatario señaló que Salah es un verdadero mecenas. 'Es nuestro gran aliado. Es una persona de admirar, pero cuando me dijo que no asumía el programa de alimentación yo no lo podía creer. Entiendo el miedo a una Procuraduría y a la presión de otros grupos para quedarse con el contrato. Estoy muy preocupado, ¿Quién nos va a manejar el programa en La Guajira?'.

Consideró que hay que tener cuidado con el valor de la ración (que es de 1.800 pesos por niño) porque si la suben podrían terminar robándola, como ha ocurrido en casos anteriores.

Vélez explicó que su administración no tiene recursos para entregar la alimentación porque la anterior gobernadora, Oneida Pinto, cuya elección fue anulada, ejecutó el presupuesto en seis meses. 'Ella no entregaba una ración alimenticia sino dos. Y no está mal, por eso el Ministerio de Educación tuvo que aportar 8.000 millones de pesos para los meses de julio a noviembre', añadió.

'No es un trofeo'

El gobernador también deploró la muerte de niños wayuu por causas relacionadas con la desnutrición.

A mí -continuó- me duele mucho cada vez que me dicen que se muere un niño. Eso no puede seguir siendo un trofeo y eso es lo que más me tiene preocupado, que salen a la prensa a decir: otro niño muerto. Eso no puede ser un trofeo, eso tiene que ser un dolor para todos los colombianos.

Como parte de los planes inmediatos, contó que para atender a la población indígena, buscó intérpretes del wayuunaiki (lengua wayuu) para mejorar a comunicación entre las dos culturas.

También creó una mesa interinstitucional de la que hacen parte los médicos tradicionales wayuu y voceros de la etnia. 'Es que muchas veces no nos dejan entrar a atender a sus hijos. Ustedes ya han visto los videos de los papás' añade.

Según Vélez, la mayoría de las víctimas son menores de un año, por lo tanto, el problema de desnutrición también lo tiene la madre, de ahí que uno de los programas a corto plazo es atenderlos a los dos para tratar de prevenir más muertes.

Llevar más agua

Una de las soluciones es llevar agua a las zonas que no la reciben teniendo en cuenta que mientras las familias sean abastecidas va a disminuir el problema.

Recordó que los wayuu están acostumbrados a sembrar mientras tienen agua, que además es para sembrar y alimentar a los chivos cuya cría está siendo impulsada por el Ministerio de Agricultura para venderlo en el mercado nacional.

Citó el tren del agua impulsado por Cerrejón que con dos vagones está abasteciendo a decenas de familias de zonas apartadas.

Como parte del programa, en Puerto Bolívar montarán una planta desalinizadora. En seis vagones surtirán de agua los tanques ubicados cada 40 kilómetros. El proceso se repetirá cada tres días. A lo que se suman los 150 pozos que han sido construidos con recursos del Gobierno Nacional en los últimos seis meses.