Niños, adultos mayores y varias embarazadas, hacen parte de los casi 200 venezolanos que duermen en el parque La India de Riohacha y que llegaron a esta ciudad huyendo de la situación en su país.
En las bancas, sobre cartones y en el piso se acuestan todas las noches para descansar de las largas caminatas que les toca hacer durante el día para buscar algo de comer o qué hacer para ganarse la vida.
A pesar de esto, tienen unos 'ángeles', como les han llamado, que hacen parte de una familia riohachera que cada noche les ofrece algo de cenar para mitigar un poco la situación que están viviendo en estas tierras que son extrañas para ellos.
Se trata de la Familia Ramírez Bermúdez, cuyos integrantes decidieron hace una semana que ayudarían a quienes consideran sus hermanos.
Amely Bermúdez, quien es docente en el colegio de Las Américas de la capital guajira, dialogó con EL HERALDO y dijo que la decisión se tomó para solidarizarse con estas familias que han dejado todo en el vecino país.
'Nos duele lo que les pasa y por eso todos en la familia aportamos algo todos los días para traerles la cena', explicó.
Durante la noche del jueves, los venezolanos, recibieron guineo cocido con salchicha, pero otros días les han ofrecido pescado, arroz de pollo y espagueti, depende de lo que logren reunir entre los primos, hijos, tíos y demás miembros de la familia.
'El primer día trajimos 80 raciones y cada día la cifra va aumentando, porque se van enterando y vienen a comer', indica Amely.
Una de las beneficiadas es Raciel Del Valle Gonzàlez, una joven de 20 años embarazada y quien está a punto de parir. Ella duerme en una banca o en el piso con solo una cobija que trajo de Venezuela.
'Es difícil e incómodo dormir aquí pero preferimos esto a volver allá donde no hay nada, no hay comida, ni empleo', manifestó mientras se preparaba para recibir su plato de comida.
Ella vino junto a sus padres y un hermano de cuatro años de edad, dejando abandonada su casa y todos los enseres que tenían en Maracaibo.
Además de la familia que los ayuda con comida, cuentan con varios compatriotas que están en Colombia hace algún tiempo y cuentan con una mejor situación.
Es el caso de Ramón Urbina, un biomédico, quien está encargado del censo que realizan para organizarse y poder así gestionar alguna ayuda para las 652 familias que ya lleva contabilizada.
'Estamos determinando con qué cuenta cada una y qué necesita para buscar alternativas para ellos', manifestó.
Mientras tanto tendrán que seguir durmiendo en el parque, enfrentando todos los días el hambre, pero también la estigmatización y el desalojo de las autoridades porque este es un lugar donde no pueden pernoctar.