Cuando los integrantes de la Fundación Agguanilé estaban en los preparativos para la implementación del proyecto Ruta Negra en La Guajira tuvieron su primer impase con el publicista que le diseñaría el afiche promocional.
La frase que habían escogido la comunicadora social Doris Cabeza Escobar y el escritor y docente César Castro era el tema de controversia, ya que la persona que elaboraría las piezas promocionales se negaba a ponerla.
'Por un futuro negro y bonito en La Guajira' era el eslogan que deseaban usar para la promoción del proyecto.
'El publicista se resistía y decía que algo negro no podía ser bonito', afirma Castro quien tuvo que usar la firmeza para hacer valer su derecho como cliente y finalmente lograr que el profesional de la publicidad incluyera la frase en el diseño.
En ese momento, Castro, periodista barranquillero con corazón guajiro, estuvo más convencido de la importancia de su iniciativa, la cual nació precisamente por estos prejuicios y estigmatizaciones.
'Esto que nos sucedió es producto de toda la infamia que vivimos los negros desde los años 1.500 o 1.600, en los que perdimos todo, nuestros apellidos, nuestros dioses y nuestra idiosincrasia, para imponernos otros que son ajenos a nuestras bases culturales', afirmó.
Cuando decidieron llevar a cabo esta iniciativa, la pregunta que se hicieron fue por qué en La Guajira, donde hay 985.452 habitantes, solo se hablaba de ese 44.9% de población que es indígena y no del 14,8% que conforman los negros o afrodescendientes.
Antes de redactar el proyecto para presentarlo al Ministerio de Cultura, que finalmente le brindó su apoyo a través del Programa Nacional de Concertación, consultaron muchos libros de ciencias sociales, de historia y de geografía, en los que dicen no encontraron nada referente a la población negra de este departamento.
'Era como si no existieran', dijo con asombro el profesor César, quien lleva un poco más de 30 años viviendo en la península.
Entonces se comprometió aún más con esta iniciativa que tuvo su primera etapa en 2015, año durante el cual recorrieron toda la vía que une a Riohacha con Valledupar, en cuyo trayecto encontraron las comunidades y poblaciones, con mayoría de habitantes negros.
Fueron muchos los interrogantes que se hicieron: ¿Por qué son invisibles? ¿Por qué no hay casi información de ellos en los libros o documentos consultados?
El objetivo era responder estos interrogantes, pero también averiguar en qué condiciones económicas, sociales, culturales, religiosas y políticas llegaron las primeras comunidades negras a La Guajira.
Otro de los propósitos fue el desarrollo de una campaña para poner en alto el orgullo étnico de las comunidades negras y trabajar por el autorreconocimiento como forma de fortalecer la identidad cultural y resguardar las manifestaciones culturales que se evidencian en el baile, en la cocina, en la actitud ante la vida y ante la muerte, en las formas pedagógicas de aprender el legado de los mayores, en la medicina tradicional con base en plantas, en la literatura y en la música.