Marian Méndez y sus cuatro hijos durmieron un año en la Plaza Bolívar de Maicao. Los cinco, que huyeron de Venezuela, su país natal, buscando un mejor panorama en medio de la crisis del país vecino, han atravesado momentos difíciles: cada noche compartían cuatro sábanas, un cepillo de dientes, y el miedo de la mujer de que sus niños fueran víctimas de abuso.
Mientras esperaba a ser evaluada por los médicos del viejo hospital de Maicao, Marian, de 30 años y ocho meses de gestación contó que su marido la abandonó cuando empezaba el embarazo.
El análisis de los médicos es uno de los requisitos para que esta ciudadana venezolana y sus cuatro hijos entraran el jueves al Centro de Atención Integral, CAI, para migrantes, refugiados y colombianos retornados que funciona en este municipio, al que accedió EL HERALDO para conocer en detalle como transcurren los días en su interior en donde permanecen 550 ciudadanos.
Cuando termina la revisión médica a Marian y pasa por vacunación, se aprueba su ingreso al Centro coordinado por la ACNUR, la Agencia de la ONU para los refugiados. Allí podrá permanecer un mes, aunque si tiene a su bebé podría extender su estadía.