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Comiendo solo frijolito guajiro y patilla pudo sobrevivir Aurony Brito, funcionaria del ICBF en la Alta Guajira, tras permanecer 10 días atrapada en una comunidad cercana al corregimiento de Puerto López, la cual quedó aislada por el desbordamiento del arroyo Topia, uno de los más grandes de esta zona del departamento.

El drama lo vivió la funcionaria con cuatro personas más que la acompañaban en la misión.

'Fue una experiencia terrible, se nos acabó el agua y la comida que teníamos, pasamos momentos difíciles', manifestó Aurony en diálogo con EL HERALDO el pasado viernes, cuando ya venía de regreso.

Ella es coordinadora del centro zonal del corregimiento de Nazareth, y salió hacia la Alta Guajira a participar en un proceso de concertación con varias comunidades indígenas en el marco del programa del ICBF, 'Mil días para cambiar el mundo'.

Dice que llevaban algo de comer y agua, pero no para tantos días, ya que nunca creyeron en la posibilidad de quedar atrapados. Los miembros de una ranchería fueron quienes les brindaron algo de comer, porque los indígenas tampoco tenían muchos alimentos.

'A pesar de la situación no quisimos abusar, porque sabíamos que ellos tampoco tenían mucho para comer, precisamente por el invierno que dejó incomunicada toda la zona', explicó.

Efectivamente, el paso del huracán Iota, el coletazo del huracán Delta y la temporada de lluvias, han golpeado duramente a las comunidades wayuu de la Alta Guajira, que históricamente han sufrido con flagelos como la desnutrición de los niños, la pobreza y el abandono del Estado.

Aislados por lluvias

Los fuertes aguaceros que se registraron  provocaron el desbordamiento y la inundación de las vías, lo cual ha mantenido incomunicados a unos 13 mil habitantes de la zona.

Las emergencias afectaron los corregimientos de Puerto Estrella, Shiapana, Tawaira, Puerto López, Nazareth, Bahía Hondita, Cabo de la Vela, Wimpeshi, Cardón, Carrizal, Bahía Honda, Jojoncito y Castilletes, cuyos moradores han sufrido el desabastecimiento de alimentos.

Aurony Brito asegura que son muchas las familias las que están sufriendo los estragos de las lluvias, e incluso a ellos les tocó tomar agua del arroyo para poder subsistir.

'Vamos cansados, débiles, deshidratados, por la falta de comida y agua', expresó mientras viajaba hacia el casco urbano de Uribia, después de que el arroyo bajara su nivel y pudieran emprender de nuevo el camino.

Lamentó que ninguna autoridad, ni siquiera el ICBF, los ayudara, a pesar de que todo el tiempo les anunciaban que iban a auxiliarlos.

'Nos sentimos abandonados, hablamos con muchas personas y autoridades que nos llamaban, pero al final, nosotros mismos nos tuvimos que rescatar, porque nadie, ni la entidad con la que trabajo, nos ayudaron y eso es triste', aseveró.

El docente de la Alta Guajira Isidro Ibarra afirmó que las vías han quedado intransitables, y un viaje entre una comunidad y otra que normalmente demora entre una y dos horas, ahora tienen que hacerlo en cinco o seis horas.

Indica que cuando es verano los arroyos se convierten en las vías por donde transitan los wayuu hacia las rancherías, pero en estos momentos están inundados.

Sin embargo, añade que la lluvia también ha sido una bendición porque en toda la zona costera de la Alta Guajira no llovía hace mucho tiempo.

'Estábamos en una sequía intensa y con los aguaceros que han caído se llenan los jagüeyes, de donde se abastecen de agua las comunidades', manifestó. Aunque lamentó que el invierno se haya desbordado tanto este año.

Se han perdido animales y la comida no llega, dijo.

La situación es crítica en la Alta Guajira, y las autoridades no tienen certeza de cuántas familias y comunidades están afectadas.

Vías intransitables