Superando las dificultades tecnológicas, climáticas y la falta de servicios públicos, 54 estudiantes se convirtieron en los primeros bachilleres de dos instituciones etnoeducativas de la Alta Guajira, después de casi 40 años de existencia.
Se convirtieron en un oasis de esperanza en medio de ese duro desierto, por el que tuvieron que transitar día a día para acudir a las clases y lograr así sus sueños a los que nunca renunciaron.
De los graduandos, 26 recibieron su título en la Institución Etnoeducativa Integral Rural de la comunidad Puay y otros 28 en la Institución Etnoeducativa Isabel Yusayu de la comunidad Yotoroy, en medio de una emotiva ceremonia a la que asistieron sus padres, familiares, la comunidad educativa e invitados especiales.
Una de las más emocionadas fue Luz Mary Fernández, estudiante de Puay, quien en su discurso agradeció la dedicación que mostraron en todo momento sus maestros, 'porque fueron pieza fundamental para la realización de este sueño'.