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Como “un sueño hecho realidad” califican los altos mandos del Comando Aéreo de Combate numero tres (Cacom III), de la Fuerza Aérea Colombiana (FAC), al hecho de ver volar al primer avión de guerra A-37B o ‘Dragonfly’, ensamblado en Malambo con recursos humanos propios de la ciudad y del interior del país.

El Dragonfly es el avión insigne de la base Cacom III, y para la institución, el haber logrado el ensamblaje de las partes ha sido un gran logro desde el punto de vista tecnológico, económico y de crecimiento como organismo de seguridad nacional.

Fueron 11 los meses que tardaron más de 100 personas en la construcción de la aeronave. El proceso se realizó bajo la supervisión del capitán Mario Carvajal Vallejo, quien se desempeña como comandante del Escuadrón de Mantenimiento.

Algunas de las partes de los aviones fueron donadas por el Gobierno de Estados Unidos, y transportadas en contenedores de madera en 2009, otras fueron adquiridas por la jefatura de operaciones logísticas de la FAC, y algunas más se fabricaron en la base, ubicada en las afueras de Malambo.

El Dragonfly que se unirá próximamente a la flota de aviones de la base, está en período de prueba. En la primera, realizada la semana pasada, la aeronave tuvo un 90 por ciento de éxito en su rendimiento “Solo unos detalles que ya se están ajustando fueron los que se evidenciaron en el primer vuelo”, afirmó el técnico primero, May Marino, inspector de las obras.

El inspector es quien revisa que la documentación esté al día, para mandarla a Bogotá, a la jefatura de operaciones logísticas, que se encarga de emitir el certificado de que la aeronave pueda volar.

Para lograr que volara, la FAC tuvo que hacer uso de ingenieros aeronáuticos, mecánicos y electrónicos, como también de técnicos en mantenimiento aeronáutico, algunos propios de la base y otros contratados.

Hay otro avión en proceso de ensamble, que según Carvajal, podría estar listo a mediados de junio, si no hay contratiempos.

Una de las partes que hacen falta por verificar del avión que ya empezó el periodo de pruebas, es el armamento. Para probarlo vuelan el avión hacia una zona apartada de la civilización, ubicada entre Cesar y La Guajira.

En los hangares de la institución aún hay un grupo de aeronaves usadas desarmadas que esperan por ser reparadas y ensambladas. Para el segundo semestre del año la meta será completar dos más.

Por Daniel Escorcia Lugo