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Uno de los principales obstáculos para los esfuerzos que desde la ciencia y la academia se hacen en cuanto a prevención y erradicación del dengue es la falta de continuidad en la voluntad política y en el apoyo gubernamental, siempre sometidos al vaivén de los grupos de turno en el poder.

Además de las serias y negativas consecuencias para la salud pública, esta inconstancia genera un enorme desperdicio de recursos humanos y del dinero público, que termina siendo asignado a estrategias desacertadas, incompletas y de escaso impacto a nivel de control epidemiológico.

Por otra parte, también se ha advertido que dos los cuatro serotipos del flavivirus que produce la enfermedad atacan el organismo humano con mayor virulencia, comprometiendo el funcionamiento normal de sus órganos vitales con mayor gravedad que de la que se podía registrar en el pasado.

Así lo dieron a conocer científicos del Laboratorio de Enfermedades Tropicales de la Universidad del Norte, quienes ayer lideraron una tertulia en el Café du Nord de este centro educativo superior, con la intención de difundir sus logros en la lucha contra la propagación del dengue, suministrando además información necesaria para acabar con varios mitos existentes en torno a las características, métodos de propagación y de contención de la enfermedad.

La información fue suministrada por Claudia Romero, bióloga con maestría en parasitología y doctora en biología de vectores y epidemiología; y por Edgar Navarro, médico con maestría en epidemiología y director del Departamento de Salud Pública de la Universidad del Norte.

Ambos destacaron cómo los estudios en su laboratorio han permitido desarrollar un nuevo método de conteo de las pupas o larvas del mosquito Aedes Aegypti presentes en los reservorios ‘naturales’ en donde el zancudo transmisor del dengue se reproduce: floreros, llantas, baldes y otros recipientes con agua no necesariamente sucia.

Este sistema de muestreo desarrollado en la Universidad del Norte ya ha sido acogido por la Organización Mundial de la Salud, la cual lo promociona en estos momentos para que sea asimilado y empleado en otros países o regiones con alta incidencia de esta enfermedad, por la cual 'ya nadie debería morir', dijo la doctora María Romero, insistiendo sobre la necesidad de que en Colombia y en el mundo entero se creen protocolos uniformes y estandarizados que además sean rigurosamente acatados por los gobiernos de turno, garantizando sobre todo su continuidad.

Además, otro logro de los científicos ha sido facilitar y abaratar el estudio de la enfermedad mediante su inoculación en animales. Concretamente, en ratones comunes y no en los genéticamente modificados, que son costosos y difíciles de obtener. Se espera que este logro tenga repercusiones mundiales.

Por Carlos A. Sourdis Pinedo