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Cada vez que llueve, las principales calles de Barranquilla se convierten en ríos urbanos que arrastran vehículos, deterioran la malla vial, paralizan la actividad comercial y se convierten en un riesgo mortal para sus habitantes.

La ciudad creció sin sistema de alcantarillado pluvial y al combinarse las lluvias intensas con grandes áreas impermeables y pendientes empinadas, se tiene como resultado caudales y velocidades supremamente peligrosos.

Los arroyos Rebolo, Felicidad, Country y El Bosque, por ejemplo, tienen caudales de alrededor de los 100 metros cúbicos por segundo. El arroyo de Siape (calle 84) es característico por las altas velocidades, que pueden superar los 6 metros cúbicos por segundo. El establecimiento de una red de alerta temprana sería necesaria para avisar oportunamente a los transeúntes de la proximidad de un arroyo y así evitar que los tome por sorpresa.

Por todo lo anterior, la Universidad del Norte comenzó a implementar una red de monitoreo pluviométrico para Barranquilla que permitirá informar a la comunidad, por internet, las condiciones de la lluvia y los arroyos en distintos sectores de la ciudad.

El sistema contará con pluviómetros distribuidos en distintos puntos, sensores de nivel para los arroyos, modelos hidrológicos e hidráulicos y una plataforma web de acceso libre para que los ciudadanos estén informados sobre los sectores donde esté lloviendo.

La información que capten los pluviómetros y sensores es enviada vía inalámbrica a un servidor para ser procesada y publicada vía web. De esta forma la comunidad puede estar informada vía internet y por dispositivos móviles. (Ver infografía).

Este pluviómetro fue instalado en la azotea de un edificio.

El ingeniero PhD Humberto Ávila, director del proyecto, manifestó que actualmente se está avanzando en la instalación de los equipos, y en los próximos meses se hará el lanzamiento del sistema con la página web de acceso libre para ser consultada por la comunidad.

Serán 10 pluviómetros y 3 sensores de nivel y de velocidad los que estarán funcionando en el primer semestre del próximo año. Ya han sido instalados 3 pluviómetros y un sensor y se realizan las respectivas pruebas. El centro de control estará ubicado en la Universidad del Norte.

Según Ávila, este sistema constituye un avance y un aporte significativo para el manejo de los arroyos y la gestión del riesgo en Barranquilla porque en la medida en que se mantenga informada a la comunidad, el riesgo asociado a los arroyos se reduce.

El monitoreo pluvial permitirá contar con información para estudios, diseños e investigaciones orientadas a las soluciones de los arroyos de Barranquilla, a nivel de canalización y a nivel de manejo de cuencas.

El sistema está siendo desarrollado por el Instituto de Estudios Hidráulicos y Ambientales Ideha y el Grupo de Redes e Ingeniería de Software Grecis, con profesionales expertos en ingeniería hidrológica e hidráulica, sistemas y computación y electrónica como Augusto Sisa, MSc. experto en Hidrología y Wilson Nieto, PhD experto en Software.

Ávila agregó que el sistema de monitoreo forma parte de una serie de proyectos en desarrollo y próximos a ejecutar orientados al manejo de arroyos y cuencas urbanas con fondos de Colciencias, Regalías y fondos propios de la Universidad del Norte.

Peligrosidad de los arroyos. La ciudad está dividida por dos cuencas: la Oriental, que abarca el mayor porcentaje del casco urbano y descarga sus arroyos directamente al río Magdalena, y la Occidental, formada por los que vierten al arroyo Grande y terminan en el mar Caribe o a la Ciénaga de Mallorquín.

Ávila recuerda que en la vertiente Oriental, los arroyos han causado la muerte de cerca de 40 personas en los últimos 20 años, han arrasado vehículos, han deteriorado la malla vial y paralizado la actividad comercial, con las consabidas pérdidas económicas.

De esa red de aguas sorpresivas hacen parte los arroyos Don Juan, Rebolo, Hospital, la Paz, Felicidad, Bolívar, Carrera 65, Country, Siape y Calle 91.

La cuenca Occidental alberga la zona de expansión urbana de Barranquilla prevista para las próximas décadas, que equivale al 50% del área actual. El Ideha ha manifestado en distintos escenarios la necesidad de definir un plan maestro de drenaje pluvial en esta zona, que permita evitar inundaciones.

'En Barranquilla, hay que aclarar, no es que llueva mucho, sino muy fuerte. La precipitación promedio anual está alrededor de 850 milímetros, que es relativamente baja. Sin embargo, la intensidad de las lluvias es alta', explicó.

Agregó que si se suma el caudal que pasa por los arroyos de la cuenca oriental para un período de retorno de 10 años: Siape, Rebolo, Felicidad, Country, Carrera 65, Calle 93, Hospital, La Paz y el Don Juan, estaríamos hablando de un caudal cercano a los 500 metros cúbicos por segundo (m3/s), comparable con el caudal medio del Canal del Dique.

La occidental, que descarga en su totalidad al arroyo Grande-León requiere especial atención con un Plan Maestro de Drenaje. Esta zona urbana está en expansión y si se desarrolla igual a la cuenca oriental se podrían generar inundaciones frecuentes.

La peligrosidad de los arroyos está asociada no solo al volumen de agua sino a la velocidad, que refleja la energía de arrastre de los arroyos. Por ejemplo, el arroyo de la carrera 21 o Rebolo, puede superar un caudal de 100 m3/s y tener una velocidad de 8 m3/s, características extremadamente peligrosas, advierte.