Álvaro Ruiz González ya tenía claro ayer a las once de la mañana lo que haría con los diez bultos de papa que se ganó cargando sobre sus hombros toneladas del tubérculo durante seis horas.
'Uno lo voy a dejá pa la esposa y mis cinco pelaos y el resto los voy a ofrecé en el mercado', confesó con marcado acento bolivarense.
Ruiz, de 43 años, fue uno de los siete coteros encargados de descargar los 3.500 bultos de papa que ayer regaló la Red Unidos para familias de extrema pobreza de Barranquilla.
La ‘lluvia’ del alimento que cayó sobre el estadio Tomás Arrieta en el barrio Abajo hizo que las graderías se llenaran como en una final del campeonato de béisbol o como ocurrió el sábado de Carnaval durante el concierto del mexicano Juan Gabriel.
Esta exitosa ‘taquilla’ hizo que aflorara el característico humor de los barranquilleros.
Nancy Vargas, del barrio Santo Domingo, estaba feliz con su bulto de papa. 'Con esto arreglo varias semanas de comida'.
'Nombeeee esas tribunas llenas las envidiaría Junior cuando está en la mala', gritó Jorge Luis Terán, de 27 años, que confesó que su ganancia fue doble.
Terán, casado con Jessica Karina Pérez y padre de dos hijos, no solo recibió la donación que hizo el Gobierno Nacional después del paro nacional campesino, sino que aprovechó para rebuscarse con su carretilla.
'Estoy cobrando 3 mil barritas por bulto para llevarla a cinco cuadras', apuntó.
Ubencio Herrera, de la Red Unidos, expuso que esta última donación benefició a familias vulnerables de Las Malvinas, La Loma, Barlovento, San Roque, Siape y Carrizal, entre otros sectores.
Reconoció que a comienzos de esta semana tuvieron inconvenientes en La Chinita.
'Queríamos entregar la papa en los sitios cercanos de las viviendas de los beneficiados pero se armó un desorden que nos obligó a concentrar todo en el Tomás Arrieta', explicó.
Papamanía. La entrega de los 3.500 bultos en el estadio de béisbol fue para los beneficiados la solución a varias semanas de comida.
Nancy Vargas González llegó a la cita a las siete de la mañana desde el barrio Santo Domingo.
'Eso será papa en la mañana, al mediodía y en la noche y lo que le gusta a mis cinco pelaos la papa, dijo, mientras esperaba con otras vecinas el transporte que la llevaría hasta su casa.
A su lado la escuchaba atento su vecino David Osorio, que de la emoción, sacó sus dotes de cocinero. 'Hay que hacer salchipapa, papa cocida, puré, papa chorreada, como la quieras, lo que hay es comida para un buen rato'.
La tragedia de Ruiz. A un lado de las graderías, en donde parqueaban las tractomulas, Álvaro Ruiz suspendió su tarea como cotero para mostrar su cédula y su certificado de pasado judicial. 'Estoy buscando un trabajo fijo', le dijo a los reporteros de este periódico, en medio de lágrimas.
Contó que nació en Arroyo Hondo, Bolívar, de donde huyó con su familia después de que los paramilitares mataron a su papá, Miguel Ruiz Herrera, el 13 de julio de 2004.
'Lo único que sé es sembrá como lo hacía en la vereda El Bongo, allí saqué a mi viejo muejto en una hamaca', relató.
Luego de esa tragedia, viajó a Venezuela, de donde se regresó por indocumentado. En el 2009 llegó a Barranquilla. 'Vivo en una casa de tablas en La Loma, ojalá alguien me ayudara', asegura.
Ruiz vuelve a subirse al camión para cargar más bultos de papa. 'Por lo menos esos diez que me gané me arreglan la vida por un buen rato', grita.