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El acto de instalación de la V Semana Internacional de las Comunicaciones en el Gran Salón del Hotel El Prado, en Barranquilla, fue aprovechado por el rector de la Universidad Autónoma del Caribe, Ramsés Vargas Lamadrid, para anunciar que la apuesta de 'la nueva Universidad Autónoma del Caribe' buscará darle un apoyo decidido a la academia y a la investigación para dejar atrás los sórdidos escándalos protagonizados por la anterior dirección del alma mater.

El acto cuenta con la participación de prestigiosos conferencistas del orden nacional e internacional, periodistas en su mayor parte, quienes han orientado sus ponencias hacia el papel que las redes digitales y las nuevas tecnologías de la comunicación a través de internet pueden desempeñar para hacer más visibles a las víctimas causadas por el conflicto armado colombiano a lo largo de las últimas décadas.

Durante el acto de instalación, se entregó una placa y un pergamino de reconocimiento a EL HERALDO por su 80º aniversario, recibidos por su director, Marco Schwartz, y por Manuel De la Rosa, miembro de la Junta Directiva de este medio de comunicación.

Hollman Morris, periodista conocido especialmente por su papel en la visibilización de las víctimas de la violencia.

La invisibilidad de las víctimas trazó el camino a la impunidad: Holman Morris

El reconocido y laureado periodista Hollman Morris recuerda que el inicio de su andar profesional coincidió en el tiempo con la que califica como una de las peores masacres cometidas en Colombia.

Se refiere a la matanza cometida por los paramilitares en el municipio de Segovia (Antioquia), en donde 43 campesinos fueron asesinados a sangre fría el 11 de noviembre de 1988 entre las 4 y 6 de la tarde, como parte de las represalias urdidas por el entonces congresista César Pérez —hoy condenado a 30 años de prisión— para castigar a los habitantes de esta población por haberle dado la victoria en las urnas electorales a los candidatos del movimiento político de izquierda Unión Patriótica, extinguido a punta de bala durante los años subsiguientes.

Según Morris, esta masacre no fue sólo la tarjeta de presentación de las numerosas barbaridades con las cuales los paramilitares ensangrentarían y enlutarían el territorio nacional durante la siguiente década, sino también el anuncio de la mordaza que se autoimpondrían los medios de comunicación, favoreciendo un cubrimiento sesgado e incompleto sobre la violencia en Colombia y, sobre todo, contribuyendo mediante su actitud a invisibilizar a las víctimas de esta violencia.

En vez de ir a visitar las comunidades vulneradas y hablar con los sobrevivientes, en vez de escuchar a las víctimas, denuncia Morris, los medios de comunicación se limitaron mayor y vergonzosamente a aceptar las versiones consignadas en los partes y comunicados oficiales de las Fuerzas Armadas y del Gobierno Nacional, condenando al ostracismo y a la invisibilidad a los verdaderos afectados por la violencia.

Según el periodista, esta actitud poco profesional y la manera en que favorecería a la impunidad rampante quedaron ejemplarmente retratadas por la manera en que los grandes medios de comunicación nacionales en Colombia fueron incapaces de otorgarle a la masacre de Segovia la dimensión que ésta se merecía en sus páginas o en sus horarios de transmisión, para seguir indolente y frívolamente enfrascados en el seguimiento a uno de los eventos más elitistas y superficiales que se celebran en Colombia todos los 11 de noviembre: el llamado Reinado Nacional de la Belleza de Cartagena de Indias.

Marcelo Franco es editor de ‘El Clarín’ e investigador de nuevas tecnologías aplicadas a las telecomunicaciones.

El periodismo busca su nuevo rumbo en un mundo de redes: Marcelo Franco

Cambiar sus paradigmas no es ya simplemente una opción abierta para los medios de comunicación tradicionales. Es una necesidad imperativa, en caso de que deseen seguir vigentes, activos y vitales, según lo observó el periodista Marcelo Franco, editor del diario El Clarín, que se imprime en la ciudad de Buenos Aires.

Lo contrario —es decir, aferrarse a los modelos clásicos de hacer periodismo que existieron a lo largo del siglo XX o pretender que los espacios abiertos por las nuevas tecnologías no son más que uno de 'los patios traseros' del periodismo tradicional—, equivale a una receta perfecta para el desastre, para perder vigencia y desaparecer.

Para este periodista argentino, adoptar nuevas estrategias se hace obligatorio ante todo por el divorcio entre la publicidad y los medios de comunicación, un divorcio propiciado por el surgimiento y la masificación de internet, que ha ofrecido nuevos canales de distribución a la publicidad, distintos a las páginas o espacios de los medios de comunicación tradicionales.

Observó que, lejos de considerar este divorcio una pérdida o una tragedia para el periodismo, es necesario explorar todas las nuevas opciones que este cambio de paradigma ha creado, al enfrentar por primera vez a los medios a la necesidad de generar audiencias que atraigan a nuevas audiencias, mediante contenidos especializados que, a su vez, obligan a las empresas que venden contenidos informativos a crear un sistema de 'capas', en el cual cada capa genere y ofrezca contenidos dirigidos a targets o grupos sociales específicos.

También destacó, durante su ponencia en el primer día de los actos programados para la V Semana Internacional de las Comunicaciones de la Universidad Autónoma del Caribe, el surgimiento de un nuevo modelo de redactar noticias, en el cual los lectores o consumidores de la información se convierten en coautores del contenido ofrecido por los medios. Explicó que, fieles a esta tendencia, los outlets de los medios informativos en internet deben transformarse en un diálogo abierto, al cual los consumidores tienen el derecho y la posibilidad de enriquecer, en vez de presentar productos acabados y cerrados.