Fabricadas durante décadas por la industria polvorera Maravillas de Colombia S.A. y consideradas por algunos como un símbolo cultural colombiano, las chispitas mariposa se promocionan como artículos capaces de 'dejar una huella imborrable' en la memoria de sus usuarios. Para toda la vida.
Pues bien, es probable que a pesar de su corta edad la niña de 3 años proveniente del municipio de Baranoa e ingresada ayer de urgencia a la Unidad de Cuidados Intensivos del centro asistencial Adelita de Char, en Barranquilla, por haber masticado e ingerido no se sabe cuántos de estos alambres recubiertos con pólvora gris —también conocidas como luces de bengala— recuerde para siempre la Navidad de 2013, cuando estuvo al borde de la muerte y fue víctima de fuertes dolores abdominales, aunque ya esté fuera de peligro.
Lo que hubiera debido ser un motivo de un alegre entretenimiento navideño se convirtió en una pesadilla cuando sus padres advirtieron que la niña se retorcía en medio de espasmos y tuvieron que traerla de urgencia a Barranquilla. No se sabe si ellos le compraron y le suministraron la sustancia tóxica.
'El Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) lo está investigando', dijo el secretario de Salud del Departamento de Atlántico, David Peláez, recordando que las acciones emprendidas por este instituto en caso de detectarse irresponsabilidad en el actuar de los progenitores pueden ser una amonestación, la suspensión cautelar y hasta la pérdida total de la custodia sobre la menor intoxicada, quedando en este caso a cargo del ICBF.
Dijo además que, si se confía en la etiqueta adherida por el fabricante a la cajetilla de chispitas mariposa, la menor no ingirió pólvora blanca (con la que se fabrican los traqui- traquis), algo que hubiera acabado con su vida en muy poco tiempo, destrozándole el hígado con una hepatitis fulminante. Los síntomas que presenta la menor y su recuperación durante las últimas horas confirman esta suposición.