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Como todo mercado, el de la compra y venta de votos tiene precios. 'Los candidatos pagan 50 mil pesos por voto y a los inscritos les entregamos 40 mil. Es decir, nos ganamos 10 mil pesos por voto conseguido', detalla un ‘mochilero’ entrevistado. Y afirma: 'Nosotros somos como trabajadores, obreros, por producción. Entre más votos se consigan, más se gana'.

Quien habla desde la ilegalidad es uno de los intermediarios de la compra de votos: un ‘mochilero’, que se dedican a negociar el voto y sirve de puente con el candidato con el que trabaja.

Una de estas personas habló con EL HERALDO y explicó la forma como se estructura y organiza lo que él llama 'el gremio de los ‘mochileros’'.

Aclaró que el llamado 'mochilero tradicional' es alguien de 'mucha confianza' del candidato, razón por la que este le cumple 'a ojo cerrado' con el pago de la cantidad de votos negociados, que por lo general son entre 300 y 500.

Explicó que actualmente usan un talonario de recibos de caja menor en el que diligencian los datos del votante, la cantidad de dinero que se le paga y su huella dactilar.

'Se le da una copia y uno se queda con el original, llevamos todos los volantes al coordinador electoral o al mismo candidato y ellos verifican que la huella corresponda con los datos de la persona a la que se le pagó', manifestó el entrevistado y aseguró que para esto cuentan 'con la base de datos de huellas, pues la corrupción viene desde las autoridades que dan este tipo de información'.

Al votante que acepta lo zonifican en determinados puestos de votación y le cancelan por adelantado 10 mil pesos si inscribe la cédula por primera vez o 5 mil pesos si lo ha hecho antes.

'Cada candidato tiene sus sitios de zonificación y las zonas donde potencializa su votación a través de nosotros', indicó. De esta manera se le facilita a los candidatos el control del número de votos que compran y esperan sacar en cada puesto y mesa de votación.

Lo que pagan. Reveló que la compra de votos para las elecciones legislativas de 2014 no comenzó junto con las campañas, sino que los interesados en elegirse de esta manera fraudulenta comprometieron a sus votantes desde diciembre de 2012, es decir hace un año.

'De tal manera que cuando llega el debate el mercado ya está cubierto, copado', señaló.

Argumentó que si bien cada ‘mochilero’ tiene sus planillas de inscritos, ellos prefieren cruzarse los listados con los otros rivales de campaña 'para asegurarnos que la gente no nos esté engañando'.

Dijo que es una 'obligación cuidarse' entre ellos porque los coordinadores o el mismo candidato para el que trabajan los presionan para que 'los votos se vean reflejados' en los sitios donde zonificaron.

La red crece. Pero, hoy en día también trabajan 'en redes'. Es decir que el 'tradicional' va a los barrios e invita al rededor de 10 personas cercanas o conocidas, jóvenes o adultas, que gocen de 'credibilidad y reconocimiento' en sectores populares y los comprometen a buscar entre 20 y 50 votos cada uno. A estos se les conoce en la red como 'líderes'.

El pago del voto a estos se efectúa en dos cuotas: una 15 días antes de la elección y la otra después de los comicios, cuando ya se conocen las votaciones.

'De acuerdo a los resultados que se vean, dos o tres días después se les termina de pagar a las personas que inscribieron estos líderes', justificó el intermediario.

Por eso dijo que comprometer el voto no siempre significa que el ciudadano reciba el pago que le han prometido, ya que si se registra menos votación de la esperada 'los candidatos dicen que no van a pagar y cada líder pierde la cantidad de dinero de los votos que no aparecieron' en una determinada mesa y 'le entregan al ‘mochilero’ únicamente lo correspondiente a lo que salió'.

El intermediario afirmó que él y su 'gremio' se agrupan al rededor de candidatos y no de partidos. (Logística de la compra de votos)

Dijo que luego de prestar estos 'servicios' ellos guardan la esperanza de que les cumplan otros ofrecimientos, como el de conseguirles un empleo, pero en un 90% esa promesa no fructifica una vez los candidatos se vuelven congresistas.

'Cuando acaba todo el proceso uno va donde el elegido y lo primero que responde es que no tiene como ayudarnos y que ya nos pagó', concluyó.

La compra de votos sucede a pesar de las denuncias que los medios de comunicación y organizaciones de la sociedad civil hacen en la época preelectoral sobre la compra y venta de votos en Barranquilla.

Hoy, a tan solo 76 días de las elecciones legislativas, se siguen generando hechos que confirman que los delitos electorales, como pagarles a miles de personas para que voten por un candidato determinado, siguen presentes e incluso con métodos más sofisticados.

A pesar de las constantes llamados a los electores para que voten a conciencia y no negocien el voto, queda claro según el ‘mochilero’ que cientos de personas de barrios populares barranquilleros todavía aceptan vender su derecho a elegir. Y hay candidatos que optan por este camino, aunque contrarían los principales criterios de la democracia que dicen representar.

'El TLC no se usa casi'

Una de los pagos que tradicionalmente se usan en Barranquilla y en la Región Caribe en la compra de votos es el llamado TLC: tejas, ladrillo y cemento. Sin embargo, quienes actualmente se encargan de intermediar el voto de los ciudadanos afirman que esta práctica 'ya no se maneja mucho porque es una forma muy evidente de mostrarse e identificarse', ante la vigilancia de las autoridades. Indicó el intermediario que los candidatos y los ‘mochileros’ que aún utilizan este método 'comprometen a las personas un año antes' de las elecciones y hacen 'contratos con ferreterías o tiendas y se les da un bono a los votantes para que retiren los productos'. Aceptó que esta práctica es una forma de 'jugar con las necesidades de los personas', principalmente en barrios populares donde hay familias que viven en precarias condiciones.

Un mercado para todos

El ‘mochilero’ con el que conversó este medio aseguró que quienes compran votos en Barranquilla no solo son los aspirantes a Senado y Cámara con arraigo en la ciudad o de otros departamentos de la Región Caribe. Dijo que actualmente conoce de dos candidatos oriundos de la capital del país que contrataron personas para 'comprar a electores barranquilleros'. Aunque no reveló sus nombres, afirmó que hay ‘mochileros’ que les están trabajando a estos aspirantes desde antes de diciembre de 2012 y que tienen el objetivo de 'prepararles, al menos, 5 mil votos'. Manifestó que por 'el apoyo' que seguramente obtendrán en la ciudad, 'serán la sorpresa' en los próximos comicios.