Los barranquilleros son felices y al mismo tiempo incomprensibles. Se declaran en estado de alegría permanente, están en 'el mejor vividero del mundo', se sienten satisfechos con su nivel de ingresos económicos pero saben que en la ciudad campea la corrupción y no califican bien a las instituciones públicas. A juzgar por los resultados del primer Pulsómetro de EL HERALDO - Inpsicon, la felicidad es envidiable. Sin embargo, son poco críticos ante lo que les disgusta.
Esa ambivalencia surge como conclusión de la primera encuesta que medirá a partir de esta edición cada mes la opinión de los barranquilleros en los asuntos de la ciudad, y que fue realizada cara a cara en cinco localidades del Distrito a 417 personas, de las cuales un 38,4% son empleados, 22,5% estudian y 19,4% trabajan como independientes, y un 33,7% son jóvenes que no superan los 27 años. (Ver infografía)
Ante la pregunta planteada sobre si Barranquilla es el mejor vividero del mundo, en una escala del 1 al 10, un promedio de 8 personas consultadas estuvo de acuerdo, lo que coincide con la valoración que hace cada año el sondeo publicado por la agencia Gallup, el cual mide la felicidad en 54 países del planeta, y que ha ubicado a Colombia como el país más feliz con un promedio similar: un 77% de felicidad. Como dato curioso, Barranquilla, en esa encuesta, es la más feliz de todas. Y dentro de la ciudad, las mujeres son las que tienen más marcado ese sentimiento de felicidad.
Otro dato que el Pulsómetro deja en claro: 87% de los encuestados afirma haber sido feliz en 2013. Pero además, 7,3 de cada 10 personas añade que su situación económica mejoró. Esa recuperación económica y la felicidad parecen ir de la mano en este caso, aunque surge otra ironía: los estratos más bajos son los más felices. El positivismo queda evidenciado incluso en el aspecto noticioso: la noticia que más impactó fue la clasificación de Colombia al Mundial. Las noticias negativas no se registran.
Pero no todo es felicidad. Y ahí surge la ambivalencia de la ciudad. Porque apenas 5 de cada 10 personas cree que en 2014 mejorará la situación política y tan solo 3,8 de cada 10 cree que la corrupción haya disminuido este año. Los que más piensan que todo mejorará son los empleados. Los pensionados son los más pesimistas frente a la mejora política.
De las instituciones públicas evaluadas, tan solo la Gobernación y la Policía pasan ‘raspando’, con 3,0 y 3,1 sobre 5. En cambio, con 2,8 sobre 5, la Alcaldía se ‘raja’, al igual que el Concejo y la Asamblea, con magros promedios de 2,7 sobre 5. La percepción más negativa de la gestión de la Alcaldía se da en el Suroriente y Riomar y la mejor, en Suroccidente y Metropolitana. Como dato curioso, de la gestión de la Asamblea la mayoría 'no sabe/no responde'. En cambio, la Policía tiene la mejor percepción, en especial en el género femenino.
Y ese es el gran contraste de los habitantes de Barranquilla: a la vez que se consideran felices, se desentienden de las instituciones que determinan un mejor nivel de vida. Saben que hay corrupción, pero hacen caso omiso a ella y a las noticias negativas. Eso sí, despiden 2013 felices y decididos a llevar a su primo gringo al Parque Cultural del Caribe y a Buenavista para contagiarlo con su alegría.
Conclusiones de la encuesta
María Mercedes Botero, directora de Inpsicon, concluye de la información recabada: 'Si la situación económica en 2013 fuera menos favorable, posiblemente incidiría en la percepción de la corrupción y de la política para 2014. Por otro lado, la oferta de amenidades es dispersa. El Parque Cultural está preparado para ser el ícono de una ciudad que no deja de expresar interés y vocación comercial, farandulera y esnobista'.
Añade que 'si mejoran los niveles de participación ciudadana es posible que mejore el interés en lo público, en la representación y veeduría institucional.
De hecho, resulta preocupante el porcentaje de la zona gris delineada con rojo, respecto a la evaluación de la gestión pública (infografía inferior); un 26,1% opina que desconoce la gestión del Concejo, y un 34,5%, la de la Asamblea'. Por último añade que 'es probable que los movimientos religiosos que han tomado fuerza estén disminuyendo la participación en el Carnaval de Barranquilla'.