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Samir Emilio Smith Torregrosa pasó ayer de su viejo puesto callejero en el Paseo Bolívar con carrera 41, en donde permaneció los últimos tres años de su vida, al local #5 del nuevo centro comercial del Libro-Casa Vargas, ubicado en la carrera 41 con calle 33.

A las 12 del mediodía, apoyado por Santander Valdés, con quien ha trabajado dos décadas, seguía llenando las cajas de sus más de 1.000 libros de los que hacen parte obras literarias y textos escolares.

Este es el único oficio que Samir ha realizado desde hace 32 años, cuando su papá, Jorge Eduardo Smith, lo llevaba a recorrer San Nicolás comprando y vendiendo libros en un Renault 4.

El negocio era tan próspero, que tuvieron que comprar un vehículo más grande. Entonces adquirieron un camión Ford modelo 1956 que para aquella época, comienzos de los ochenta, era la sensación en el centro de la ciudad.

Así nació ‘El camión de los libros’, una de las primeras ventas itinerantes que recuerden los barranquilleros que acostumbraban a ir a San Nicolás.

'El viejo nos subía a mí y a mi hermano Jorge Eduardo al camión y allí aprendimos. Mi papá se retiró del negocio y Jorge montó una tienda. El heredero del oficio soy yo', aseguró, rodeado con la mitad de su patrimonio. La otra parte ya la había llevado a su nuevo local en el edificio recuperado por la Alcaldía Distrital, en el que desde ayer están 78 libreros que ocupaban el espacio público.

A las 12:30 del mediodía, aún con el letrero ‘El camión de los libros’ que adornaba su chaza de madera, Smith cargó una nueva caja para cruzar hasta Casa Vargas.

Róbinson Celis y Samir Smith, en pleno Paseo Bolívar, algunas horas antes de pasarse a Casa Vargas.

Cinco minutos más tarde ya estaba en el puesto #5, hablando con sus amigos de más de 25 años de oficio.

Mientras arreglaba uno a uno los libros, Jorge Ditta Sampayo, su vecino del local #10 terminaba de arreglar 'Zona activa de lenguaje #7’, uno de los textos que más le han solicitado sus clientes.

Llevo 19 años como librero –relata Ditta– con la mirada fija en el lomo del libro.

Cuenta que a nivel comercial, el texto tiene un valor de $68.000, mientras que San Nicolás, de segunda, se consigue a mitad de precio.

Coincide con Smith y con el resto de libreros, que lo mejor de haber pasado a esta sede es que ya no tienen que huirle al sol, a la lluvia o a las autoridades.

José Arteta Budes, el más veterano comerciante de libros de Casa Vargas, sostiene que ahora trabaja más tranquilo. 'Es que solo sacar los libros de las cajas, arreglarlos y volverlos a meter tardaba tres horas'.

Con 43 años de experiencia, Arteta asegura que comenzó en el negocio de su hermano Jaime.

Arteta es confiesa que es un lector de la Sagrada Biblia y que a su clientela le recomienda dedicarle unos minutos 'para ser mejores personas'.

Añade que los libros que no pierden vigencia son la Baldor y Cien años de Soledad, una de sus obras favoritas.

'Pueden editar muchos libros de matemáticas, pero la Baldor nunca deja de venderse', exclama.