Dairo Zuluaga es un paisa nacionalista y Adolfo Vásquez es un costeño juniorista. A los dos los une la actividad comercial y los ‘separan’ sus diferencias en materia de fútbol. Ambos trabajan en el centro comercial Shopping Center, en el Paseo Bolívar, donde la presencia de los antioqueños es frecuente entre un local y otro.
Tal impresión no es casual, porque según las cifras de la Unión Nacional de Comerciantes —Undeco—, en el Centro de Barranquilla hay unos 15 mil paisas que laboran en los diferentes centros comerciales del sector.
Aunque Dairo y Adolfo pasan gran parte del año pendiente de sus negocios, el tema en sus conversaciones gira en torno del fútbol, especialmente en estos días, cuando sus equipos se disputan el campeonato de la Liga Postobón.
Por eso, en estos días, en los andenes del Paseo Bolívar, la antesala a la final del fútbol colombiano se evidencia en el ambiente rojiblanco que aportan las camisetas del equipo tiburón, expuestas sobre mesas y colgaderos improvisados. Las están ofreciendo entre los 15 mil y 20 mil pesos.
'Esta semana ya he vendido siete', afirma uno de los comerciantes.
'Vas a ver que va a ganar el Junior', grita un transeúnte a alguien que ha dejado atrás en su caminata. El tema de conversación parece no ser otro.
Un joven que lleva puesta la camisa del Deportivo Independiente Medellín llama la atención de quienes están en el centro comercial. Su nombre es Camilo Zuluaga, que ríe y dice que para esta final, su apoyo será para el Junior.

Santiago Ramírez y Henry Terán dicen ser amigos, pese a ser hinchas de equipos contrarios.
A la defensa. Entre los coloquios espontáneos que comerciantes paisas y costeños lideran en cualquier momento del día, los comentarios no buscan persuadir sino recordar la historia de los equipos, para dejar así claro qué es lo que hace a uno mejor que otro. Es como si libraran una final anticipada entre los pasillos del Shopping Center, del centro comercial Florida o del Colombia. Aunque el debate tendrá que esperar su desenlace hasta que el árbitro dé el pitazo final mañana domingo en el estadio Metropolitano Roberto Meléndez, tras concluir el partido de ida entre Junior y Atlético Nacional.
'Estamos contentos aunque el verde haya sido eliminado de la Libertadores', dice Dairo, a quien no le faltaron ayer las visitas de los costeños que trabajan en otros locales del Shopping para advertirle que el cuadro tiburón será un contricante difícil. Él solo sonríe y afirma que su equipo será el campeón.
Paz y convivencia. ¡Ya saben lo que pasará en la final contra el rojiblanco!, grita con la risa contenida Henry Terán a Santiago Ramírez. Ambos trabajan en el Shopping y manifiestan ser buenos amigos a pesar de las diferencias por sus aficiones. 'Él es mi amigo, aunque yo sea del verde y él, del Junior', dice Santiago.
Como los locales en los que Henry y Santiago trabajan quedan uno frente al otro, las conversaciones entre ellos son constantes. Sus carcajadas y comentarios a alto volumen son conocidas por los otros comerciantes que observan y ríen con cada ocurrencia.
Alguien que se desplaza entre los pasillos del centro comercial les dice: 'ya dejen la bulla, por favor'. Henry y Santiago guardan silencio, cruzan miradas y a, los pocos segundos, retoman el debate con la misma efusividad.
Aunque las pasiones son las que hablan por ellos cuando se trata de argumentar el por qué sus equipos ganarán, el ambiente de camaradería y amistad es una constante entre los comerciantes del sitio.
Apuestas. En el local Tiro de Esquina, ubicado en el Shopping Center, los aficionados llegan a hacer sus apuestas a través de un portal web en el que registran qué equipo ganará, sin tener que atinar al resultado del marcador.
David Montoya, trabajador del local, afirma que mañana habrá mayor movimiento de apuesta. 'Aquí los que no son hinchas del Nacional, apuestan en contra de él. Por ser Junior el equipo local, todo se mueve a favor de este'.
Para Henry Terán la apuesta ideal debe ser pagada por el hincha del equipo que pierda, poniéndose la camiseta del equipo ganador para lucirla por los pasillos del Paseo Bolívar.