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Ni porque a Santa Lucía le atribuyen milagros de ‘darle’ vista a los ciegos, alguien logró ver a tiempo el incendio que consumió ayer el interior del templo católico que lleva su nombre en Arroyo de Piedra, corregimiento de Luruaco.

A las esculturas de los seis santos las llamas les tiñó el cuerpo de negro; las lámparas, el cielo raso y las tejas cayeron al suelo y hasta la vestimenta del sacerdote se quemó. 

Contó Anderson Figueroa, quien vive al frente de la parroquia, que la alerta la dio un joven que pasó a bordo de una moto, a eso de las 10:20 de la mañana, quien le gritó que las ventanas 'botaban humo'.

Cuando Figueroa logró abrir una de las tres puertas, después de luchar contra un candado, encontró el sitio atiborrado por una nube negra que tenía su origen en unas llamas en zona cercana al contador de energía.

'Abrimos la otra puerta con puños y patadas, pero todo era del fuego', comentó Figueroa. Dijo que el incendio se prolongó por unas dos horas más, pues la visita de los bomberos de Sabanalarga, hacia el mediodía, tuvo que extenderse porque no les fue fácil controlar la conflagración.

Según Dani Medina, una de las feligreses, el saldo de lo perdido materialmente corresponde a 21 abanicos, un equipo de sonido, 130 sillas plásticas, 15 bancas de madera y seis esculturas de santos en yeso. (Ver galería de fotos)

La otra pérdida. A Norma García le llevaron a su casa la escultura de Santa Lucía después de las llamas; estaba descabezada y sin brazos. Norma es conocida en el pueblo por ser una líder en la comunidad religiosa. Quienes se la llevaron, pensaron que a nadie más que a ella le dolería lo ocurrido. No se equivocaron.

'Tanto trabajo vendiendo hayacas y sancochos para mantener bonito el templo y ahora un incendio se lo llevó todo', comentó a otras feligreses que la acompañaban en su consternación por lo ocurrido, mientras estaban sentadas afuera del sitio afectado.

En medio de la larga tertulia que tuvieron las mujeres en torno a la novedad, un par de llamadas interrumpieron el fluido diálogo. Pero cuando el silencio dominaba en la conversación, era porque más de una, incluyendo a doña Norma, tenían los ojos mojados y las mejillas cruzadas verticalmente por lágrimas.

El padre Roger Roncallo, párroco de Luruaco que celebra eucaristías en el templo ahora incendiado, dijo que lo importante era hacer campañas y actividades para recuperar el lugar.

A través de un comunicado de prensa, la Arquidiócesis de Barranquilla señaló que la posible causa fue un corto circuito interno. También manifestaron que una comisión hará presencia hoy en el lugar para verificar si efectivamente fue un problema con el fluido eléctrico. Electricaribe estuvo en el sitio de la conflagración y después de una evaluación determinó que el contador y los cables que abastecían al templo estaban en 'buen estado'.

Piden ayuda. Mientras algunos dicen que 'no hay palabras para lo que sucedió', Arlinis Pérez, residente del corregimiento, manifestó que quiénes deben 'dar donaciones' para la reconstrucción son las empresas que tienen canteras en los alrededores del pueblo. 

A su petición se sumó la de Norma, para quien ese es el deber ser, pues el dinero no lo puede aportar toda la comunidad por las condiciones económicas propias del sector.

El padre dice que, al parecer, lo único que se salvó fue la reserva en la que estaban las hostias consagradas guardadas. Aunque aún no ha sido abierta la caja hecha en bronce, la comunidad espera que al menos 'el cuerpo de cristo' se haya salvado.