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Este año no se va a escuchar en Carnaval el popular ¡Aquíiiiii suenaaaaaa! Que anunciaban las placas de los colosos de los vatios, una tradición arraigada en la cultura popular a lo largo y ancho del caribe colombiano, debido a la medida que impone restricciones a los toques y bailes amenizados por picós en el casco urbano de Barranquilla.

La restricción no solo les tiene ‘la nota baja’ a los picoteros, sino que los obligó a irse con su música a otra parte.

La medida fue tomada debido a los hechos que se presentaron el pasado primero de febrero, en donde 12 personas resultaron heridas en medio de una riña en un duelo de picós efectuado en el barrio Montes.

Para Armando ‘Cataplán’ Jinete, propietario de El Solista y heredero de una tradición picoteril que se ha transmitido a través de tres generaciones, esta medida no solo afecta a las familias que sobreviven de los toques y de los bailes, sino también a los miles de seguidores de esta expresión cultural.

'Para la gente de los barrios, para la gente del pueblo, el picó es como un ídolo, como una discoteca barata y si no hay baile con pícó ¿En dónde se va a divertir el pueblo? ' Se preguntó.

60 años de furia de vatios

El Solista es uno de los sistemas de sonido más tradicionales de Barranquilla, con cerca de 60 años librando innumerables batallas entre la furia de los vatios, el Solista, el que te llena la pista, como reza su reconocida placa. Con esta medida atravesada en la temporada más alta, a los picoteros les tocó irse con su swing para los pueblos del Atlántico.

'Aquí no podemos sonar y por eso ya tenemos los 4 días de Carnaval contratos en varios pueblos como Baranoa, pero ese no es el detalle, aquí el problema es que Carnaval sin picó en Barranquilla no es Carnaval', sostuvo Jinete.

Jorge Cervantes, vocero de Sound Sistem, Asociación Cultural de Sonidos del Caribe y propietario del picó el Jacky, asegura que ellos han identificado varios problemas que han ayudado a que en torno a esta cultura se haya generado un mal ambiente que se ha traducido en una estigmatización.

Cervantes no niega que entre el gremio falta organización y enumera algunos de los factores que influyen para que en este momento el fenómeno, que él y algunos conocedores denominan como una manifestación sociocultural, esté pasando por este mal momento 

Afirmó que los bailes pequeños en los barrios populares no cuentan con la seguridad policial necesaria. Que los mismos organizadores de bailes buscan conseguir los permisos a toda costa y eso genera inconformidad entre la comunidad. También señaló que los mismos animadores o DJ, a veces incentivan con su habladuría las rivalidades creando el ambiente para el conflicto y, por último, indicó que los mismos comités de aprobación no supervisan como es debido los procesos y eso ayuda a que se generen los desmanes.

Cesar Mercado, es el propietario del Skorpion Disco Show y aseguró que aunque la medida los afecta por ser esta la temporada la más alta, junto con todo el gremio y en cabeza de Sound Sistem, la asociación de picoteros tiene pensado presentar varios planes a la Alcaldía para atacar por todos los frentes los problemas de inseguridad que rondan a esta cultura.

'Es que esto no puede morir porque hace parte ya de nuestro folclor y nuestra identidad. Ahora mismo estamos tocando más en los pueblos porque es más tranquilo y ahora con la medida más rápido. El picó en sí no es problema, hay otras cosas como la droga que se consigue en cualquier parte y afecta a los jóvenes', afirmó.

Que no se apague la fiesta

Alexander Chaparro, un fanático del Skorpion, asegura que el picó para él es una cultura y por eso es triste que se generen medidas que los restrinjan, sobre todo en Carnaval. 'Carnaval sin picó está en ná, no es Carnaval. Los picós son los que prenden la fiesta en el barrio. Si hay ‘murga’ es por la educación de algunos porque no todos los que la ‘vacilan’ en un baile de picó somos pandilleros o bandidos ya...', aseguró.

De acuerdo con Antonio Peralta, presidente de Asobailes, es triste que la gente de los barrios populares se quede sin sus fiestas. ' Es que los picós son el alma de la fiesta y mucho más en Carnaval', sostuvo.

Peralta piensa que lo ideal sería concretar un trabajo conjunto con las autoridades, los picoteros, los organizadores y los mismos fanáticos para que esta manifestación cultural arraigada en el Caribe colombiano, no termine arrinconada, diezmada y completamente estigmatizada. 'Esto es nuestro, es nuestra identidad, es parte de ser costeño como el mismo Carnaval', apuntó.