Deivis Solano, un malambero de 22 años que el jueves pasado le hizo un zigzag a la muerte cree que no todos los días se sobrevive a una avalancha con toneladas de arena y piedras. 'Le agradezco a Dios que me haya dado esta nueva oportunidad, pero no dejo de pensar en mis compañeros (Roberto Sánchez, de 15 años; y Julio Marenco, de 60) que estaban sacando arena en la cantera ‘Los Nísperos', y quienes no pudieron sobrevivir al derrumbe', dice.
Solano señala que nunca pensó que ese día pasaría uno de los momentos más angustiosos de su vida. En la cueva que se había formado debajo del cerro, estaban Sánchez y Marenco. Que en el momento de salir sintió el ‘golpe’ de la arena que se desplomaba. 'Medio cuerpo me quedó sepultado. Las piernas no las sentía y con el poco aliento después de ese tremendo susto, empecé a pedir auxilio. Por fortuna los dos compañeros que venían saliendo cuando llegué a la cantera aún estaban en el lugar y corrieron a socorrernos'.
Narra que cuando lo desenterraron su cuñado lo cargó y los paramédicos que estaban allí le ayudaron a subirse en la ambulancia. En el camino a la clínica (Campbell de Malambo) dice que pensaba en los que se quedaron enterrados. Le pedía a Dios que les diera la oportunidad de vivir, 'Una enfermera me dijo que habían muerto', agrega. DO