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Mariana Londoño García llegó al mundo el 7 de febrero. Es uno de los 22.000 niños que en promedio nacen en Barranquilla cada año. Sus padres, Juan y Olga, aseguran que haber seguido los protocolos requeridos durante el período de gestación influyó en que su bebé naciera sana. Planes como esos han permitido que la esperanza de vida, no solo de los recién nacidos, aumente en la ciudad en comparación con lo que ocurría hace 30 años.

Las condiciones de mortalidad de una población están asociadas a diversos factores de carácter demográfico, biológico, social, cultural e incluso político que influyen en el desarrollo y el crecimiento de los diferentes grupos poblacionales.

Entre 1985 y 2015 la esperanza de vida al nacer aumentó de 67,6 a 72,8 años para los hombres y de 73,5 a 78,3 para las mujeres, lo que implica una ganancia de 5,2 y 4,8 años para hombres y mujeres, respectivamente. Entre 2015 y 2020 se estima que este indicador se incremente de 75,4 a 75,8 años para ambos sexos, lo que equivale a una ganancia de 0,4 años.

Se estima que el panorama de la esperanza de vida continúe creciendo en el corto y mediano plazo, debido a que se esperan mejores condiciones en calidad de vida de la población en general.

La evolución

'Se trabaja en una ciudad más justa. Trabajamos en obras de infraestructura vial y de transporte que nos hacen más competitivos. Apostamos a la educación integral que arranca desde la primera infancia y generamos espacios públicos, parques, zonas verdes y canchas deportivas que nos han ayudado a recuperar la credibilidad y la confianza en Barranquilla', señala Elsa Noguera, la alcaldesa de la ciudad.

'Desde los años ochenta hasta ahora Barranquilla ha evolucionado mucho en diversos temas, no solo públicos sino también privados. En materia de salud cuenta con nuevas instalaciones y con mejor atención. En educación, tenemos ahora más colegios y más universidades con mayor nivel. Un cambio notable ha sido en servicios públicos como el gas natural, agua potable y alcantarillado', indica José Antonio Segebre, Gobernador del Atlántico.  

Otros, como Luis González, médico ginecólogo-obstetra que atiende partos hace más de 30 años, creen que ahora existen programas de vacunación, atención a las mujeres en gestación, control, atención oportuna en el parto y un seguimiento continuo durante el período prenatal, que han permitido que la tasa de mortalidad infantil disminuya.

El médico señala que en 1985, 28 de cada mil niños fallecían en la ciudad, mientras que en 2014 la tasa de mortalidad bajó a 22 infantes.

'Recuerdo que antes no habían tantos hospitales en la ciudad y los que había eran de difícil acceso para las personas de escasos recursos. Yo soy enfermera y me tocaba atender partos de amistades en sus casas', cuenta Elia Mendoza, quien asegura que cada vez existen menos personas que utilizan esos viejos métodos. AA