Si el día tuviera 36 horas la protagonista de esta historia tendría más tiempo para dormir, unos minutos más en la ducha y hasta espacio en su agenda para desayunar. Ella no se queja, se ha vuelto experta en alargar los minutos y esconder el cansancio que deja su larga jornada. Jenny Celina Gutiérrez Cespes no es actriz ni abogada y mucho menos la ganadora de un ‘reality show’, ella como muchas mujeres en Colombia eligió ponerse los pantalones para ser mamá de tiempo completo y apostarle a ser madre cabeza de hogar.
Según el Dane, en Colombia hay aproximadamente más de 3 millones de mujeres madre cabeza de familia, de las cuales 19 mil son menores de 18 años, 193 mil están entre los 18 y 26 años y 2 millones son mayores de 27 años.
Entiéndase que una madre cabeza de hogar es aquella mujer que se hace cargo del sustento económico de la casa.
El día de Jenny inicia a eso de las 4:30 a.m. Antes de alistar a sus hijos Derían de 11 años y los mellizos Damián y Dubán de 5 años, para ir al colegio, se asegura de dejar listo el desayuno y el almuerzo, siempre apurando el paso para que ninguno se quede sin comer.
La agonía de esta mujer se disipa, ya es una malabarista completa cuando apenas arranca el día.
Mientras los niños más pequeños de la casa van rumbo a clases, Nayelis de 13 años (la hija mayor de Jenny) arregla un poco la casa antes de ir a estudiar. Jenny se alista para salir a trabajar y sobre la marcha se mentaliza que el trayecto del día quizás sea largo. Ya son las 8 de la mañana y con catálogo en mano sale a vender puerta a puerta electrodomésticos, su motivación pese al calor sofocante es ver feliz a sus hijos y sacar adelante a su familia; bajo este cielo rendirse no es una opción. 'Trabajar me ha ayudado muchísimo pues he podido sacar adelante a mi familia, mis hijos son lo más importante para mí. Me aferro a Dios todos los días y verlos a ellos progresar es mi mayor anhelo', afirma Jenny Gutiérrez.
Hace 6 años esta mujer decidió separase de su esposo y desde entonces, ha luchado inalcanzablemente por llevar dinero a su casa para que a sus hijos no les falte comida. 'Las cosas con mi ex esposo no se dieron, hubo una infidelidad y nunca lo perdoné, por eso decidimos separarnos. Aunque mantener una casa es difícil sigo en la lucha, ahora el padre de mis hijos aporta algo de dinero; hay que hacer maravillas con la plata', comenta Jenny entre risas.
Su casa ubicada en la localidad suroccidente de Barranquilla, en el barrio El Bosque, es un 'hotel de mamá', como pocos pudiéramos definirlo, un lugar sin excentricidades, un refugio que Jenny Celina heredó de su padre, un hombre que no ha tenido reparos en ayudar a su hija, quien se desvive por combinar su profesión de madre con su carrera inconclusa de Hotelería y Turismo. Velar y amar a sus hijos viene en el mejor paquete completo de su hotel cinco estrellas. 'Muchas veces cuando no alcanza la plata mi papá me ayuda, lleva a los niños al colegio y los recoge. Él es un hombre que está pendiente de mí y de mis hijos'.
Es una larga mañana, Jenny ha mantenido su entusiasmo, si no logra vender no tendrá su comisión. Ya es mediodía y aunque el sol está picante ella corre para estar a tiempo en casa y recibir a sus hijos que llegan del colegio.
A la una de la tarde se cumple la primera jornada de trabajo, ahora inicia la parte más 'fácil' para Jenny, dedicarse a los quehaceres del hogar: arreglar, lavar y ayudar con las tareas a sus hijos. Las baterías de esta mujer se recargan con las sonrisas de los mellizos. 'Todos los días es un reto diferente, pero los hijos le dan fuerza a uno para seguir adelante. Por lo general trabajo todos los días de 8 de la mañana a 12 del medio día y aunque llego cansada estoy pendiente de todo y de hacer todo en la casa. Me aferro mucho a Dios, porque sé que si no trabajo quién mantiene a mis pelaos'.
A las 9 de la noche, sigue ‘la malabarista’ dando saltos apresurados por toda la casa, uno de los mellos tiene fiebre, será una noche larga para Jenny, pero aún así ella se trasnochará con mucho amor.