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Una vez culminado el acto litúrgico se procedió a la entrega de 33 árboles de diferentes especies (roble, olivo, trébol y bonga) a los padres, de parte de los niños. La misión es sembrarlos en la calle octava o avenida principal, frente al colegio.

La rectora, Luz Marina De La Cruz, expresó que lo ocurrido hace un año 'es la lección aprendida'. 'Aprendimos que pese al dolor y la injusticia, somos gestores del bien', precisó.

Les dijo a las familias que hay que el pasado se debe tomar como referencia para cambiar, 'no para sumirnos en la melancolía'.

En la carpa

Cuando la tarde caía se cumplió el último acto de la jornada a través de la cual se honró la memoria de los menores fallecidos.

Fue en el sitio donde se registró el accidente en donde el bienestar familiar ubicó una carpa, en cuyo interior están colgadas en pendones las fotos de los ángeles, ornamentados con flores.

En el lugar hubo plegarias y alabanzas por parte de la Iglesia Pentecostal Unida de Colombia. La ceremonia terminó con palomas blancas que fueron soltadas y globos que surcaron el cielo en el que los niños 'pintan un arcoíris de paz', como dicen sus padres.