Compartir:

Pedro Conrado sale de su casa en la calle 8 con carrera 41 y observa con tristeza evidente el caño que está frente a la vivienda que habita desde hace 60 años. Recuerda que cuando era joven 'el agua era limpia, las lanchas pasaban con los productos hacia el mercado y se podía hasta pescar'.

A sus 70 años Conrado añora esas épocas 'doradas', sobre todo porque ahora los caños, que sirvieron a la ciudad como vías para el comercio, 'están vueltos una porquería'.

Barranquilla tiene un sistema de caños compuesto por seis canales interconectados que bordean el río Magdalena y que tienen entradas en cuatro puntos. De la Ahuyama, Arriba, Mercado, los Tramposos, las Compañías y C, son los nombres de los conductos de agua.

La función de estos es aliviar la carga de agua que baja desde la ciudad por acción de las lluvias, para depositarla en el río y así evitar las posibles inundaciones en zonas cercanas. En otra época servían para transportar personas o productos hacia los barcos que atracaban en los muelles, a orillas del río Magdalena.

En un recorrido realizado ayer por EL HERALDO, quedó en evidencia que el problema de saneamiento de los caños continúa a pesar de los trabajos de dragado y limpieza que la Corporación Autónoma Regional del Atlántico (CRA) adelanta desde 2014.Este proyecto es acompañado por un proceso de sensibilización que Foro Hídrico realiza con las comunidades aledañas a los canales.

Caño del Mercado. Va desde la carrera 41 hasta la 46. A pesar de los trabajos de limpieza de la CRA, los desperdicios siguen flotando, como los que se observan en la foto bajo el puente.

Precisamente la entidad ambiental informó que durante el año pasado fueron retirados 96.036 metros cúbicos de sedimentos en tres caños, repartidos así: 52.795 de caño Arriba, 25.140 en caño de la Ahuyama y 18.101 en caño del Mercado.

Aseveró Alberto Escolar, director de la CRA, que 'el dragado de los caños permitió que nuevamente fluyera agua desde el río Magdalena, permitiendo la renovación de las aguas de estos y la recuperación de su calidad'. Este trabajo de remoción junto al realizado en la ciénaga de Mallorquín costó unos $40.000 millones.

También desde 2007 hasta 2014 se realizaron trabajos para eliminar vertimientos de aguas residuales en los caños. Entre estos estuvo la construcción de la Edar Barranquillita, cuyo propósito es recoger las aguas servidas y, después de tratarlas, descargar en el río Magdalena mediante un emisario subfluvial.

La obra tuvo un costo de $86.000 millones, con recursos aportados por la Nación y el Distrito. Entre las entidades que participaron en el proyecto estuvieron Edubar, Foro Hídrico, Secretaría de Infraestructura y la Triple A.

Basuras, tarullas y sedimentos. Carlos de la Rosa es un mototaxista que realiza su labor diariamente en el sector del mercado. El hombre de unos 30 años señala que diariamente ve como las personas 'se acercan al caño y arrojan basuras, pero lo peor es el olor que se respira'.

Las macrófitas o tarullas, las basuras y la sedimentación cortan la circulación del agua, lo que produce un empozamiento que pudre el líquido por la gran cantidad de materia orgánica que transporta.

Para contrarrestar la situación, este año la CRA contempla el dragado de 53.000 metros cúbicos de sedimentos de las bocas de los caños Arriba, C y los Tramposos, además de la remoción de 92.281 metros cúbicos de macrófitas o tarullas. Esta parte del proyecto costaría unos $10.000 millones.

'Gran parte de esas plantas son traídas por el río Magdalena y terminan afectando la movilidad, la conectividad y el correcto flujo del sistema. En el trabajo que estamos realizando está contemplado un control de estas macrófitas y su entrada', explicó Escolar.

Caño Arriba. Bordea la carrera 41 hasta desembocar en el río. El agua es de un color gris oscuro con residuos sólidos flotando, además de macrófitas en algunos de sus tramos.

Cultura ciudadana. El director de la CRA adujo que parte del problema que enfrenta el sistema de caños se debe a un problema de cultura ciudadana.

'Es una muestra de la cantidad de basuras que arrojan las personas a las calles, a las corrientes, y que terminan acumulándose en las zonas bajas, específicamente en el sistema de caños', indicó Escolar.

Lo cierto es que una situación que ha costado millones de pesos sigue sin resolverse y amenaza con empeorar, una vez inicie la temporada de lluvias.