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Lina Yance Higgins instruye el lenguaje de señas en la Universidad Metropolitana, desde hace cinco años. Comenta, mientras sonríe, estar orgullosa de ayudar a derribar 'las barreras comunicativas' a las que la población con discapacidad auditiva se enfrenta diariamente. Habla con propiedad sobre el tema, pues su segunda lengua es el español. Las palabras de Lina son contundentes en la voz de Karla Calderón, la intérprete frente a ella.

'Hoy tristemente no hay una inclusión completa de nuestra población en la sociedad. En la Universidad Metropolitana sí la hay gracias a los cursos de lenguas de señas dados en el programa de fonoaudiología', comenta la barranquillera de 34 años, mientras gesticula rápidamente con las manos y la boca. Cada vez que lo hace mira fijamente a Karla.

La Metropolitana viene desarrollando su programa fonoaudiología desde hace más de 18 años, pero desde hace dos desarrolla procesos inclusivos, los cuales están enmarcados dentro de la ley 324 de 1996 y la ley 982 de 2005.

Es por esto que su programa no va dirigido solo a estudiantes de la facultad, sino a trabajadores, docentes, empresarios y de forma gratuita a estudiantes de décimo y undécimo de bachillerato.

El curso tiene una duración de 42 horas y en ello, además de la lengua de señas, conocen la cultura e identidad del sujeto sordo. Aspectos de la comunidad, un verdadero proceso de sensibilización, explica la profesora Leyla Utria, docente del programa .

Según los últimos datos del Dane, en Colombia se reportan 455.718 personas con dificultad para oír, esta cifra corresponde al 17.3% del total de la población con alguna discapacidad en el país. La prevalencia de la limitación auditiva es reportada en mayor proporción en hombres (52%) que en mujeres (48%).

'Desde la Metropolitana estamos entregando un poco de sensibilización a la comunidad, al estudiante, a los universitarios, a los empresarios, a los trabajadores', comenta Leyla.

En este proceso de transformación e inclusión social de personas sordas, la institución ha vinculado a profesoras con esta condición, como Lina, para que trabajen en los cursos de señas.

'Cuando empecé, pensé que se me iba a dificultar la comunicación con los oyentes, pero realmente no fue tan difícil porque tenía mi portátil. Si no hubieran existido medios como el video bin o las diapositivas, no podría desempeñarme bien', explica Lina al mover sus manos. Ella nació con hipoacusia (pérdida de la capacidad auditiva), pero sus dos hijas no. A ambas de forma natural les ha enseñado a comunicarse a través del lenguaje de señas.

La Secretaría de Salud de Barranquilla anunció que durante 2012 y 2013 logró que 7.550 barranquilleros en condición de discapacidad fuesen incluidos en el Registro de Localización y Caracterización de personas con discapacidad del Ministerio de Salud y Protección Social-MSPS, que por primera vez logró incluir la presencia de personas con discapacidad en las mesas de trabajo del Plan de Ordenamiento Territorial 2012-2032.

Sin embargo, Lina considera que a nivel de discapacidad auditiva, que el Distrito requiere invertir mayores esfuerzos para realizar una verdadera inclusión de la población. 'Debo tener paciencia cuando voy en la calle para que me entiendan, pero en diez años, por lo menos, me visiono viviendo en una sociedad donde los sordos podemos laborar como cualquier otro. Una sociedad más equitativa', concluye, seguido de una sonrisa.