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En el piso 11 del edificio de la Gobernación, en el centro de Barranquilla, entre las 3:00 de la tarde y 10:00 de la noche se concretó lo que había sido anunciado una semana antes por seis de los nueve miembros del Consejo Superior de la Universidad del Atlántico (CS): el cambio de rector (e) de la institución. Protestas, alianzas, gritos, fallas eléctricas y hasta un desnudo al interior de la sesión extra marcaron la extensa jornada del viernes pasado.

Once meses después de su designación en el cargo, Rafael Castillo Pacheco sale de la rectoría para dejar en su lugar, por disposición del comité de dirección y gobierno de la Uniatlántico, a la docente e investigadora Rafaela Vos Obeso.

EL HERALDO, que estuvo hasta el momento en que comunicaron oficialmente la decisión final, reconstruyó los momentos clave de la jornada, con base en lo narrado por algunos representantes del CS, fotos y videos de la sesión que se desarrolló a puerta cerrada. Tinto, ‘aromática’ y agua, sin nada más, fueron los refrigerios para las cerca de 15 personas que estuvieron en la reunión.

Llegada y protesta

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Media hora antes de la hora acordada para el arranque de la sesión de consejeros, en dos buses comenzaron a llegar unos grupos de estudiantes de la universidad. Cerca de 70 jóvenes, con pitos y pancartas, expresaban su apoyo a la continuidad de Castillo en el cargo. 'Hacer respetar la democracia y la autonomía', fue la premisa de los manifestantes.

Ya a las 3:00 de la tarde, en la sala de juntas Luis Carlos Galán, de la Administración Departamental, la mayoría de los miembros del Consejo Superior estaban listos para la reunión, aunque el cronograma se vio algo alterado por una reunión que tuvieron, a puerta cerrada, el gobernador José Antonio Segebre; la viceministra de Educación, Natalia Ariza, y el representante del Presidencia de la República ante el Consejo, Francisco Cardona. 'Estaban armando todo', interpretó el representante de los docentes, Roberto Figueroa, quien, junto con Camargo, hace parte de una minoría que apoyó a Castillo.

En la víspera de que el gobernador, quien preside el CS, hiciera presencia con la viceministra Ariza en el recinto, Camargo bajó en un par de ocasiones para hablar con el grupo de estudiantes que realizaban el plantón. Solo hasta las 4:00 de la tarde hubo el quórum para abrir la sesión, que tenía como objetivo resolver unas recusaciones individuales entre consejeros y, posteriormente, discutir la continuidad del rector (e).

Discusiones

Por cerca de tres horas, el pleno del Consejo estuvo discutiendo, en un ambiente tenso. Los representantes de los estudiantes y docentes reclamaron que Clara Fay Vargas (de las directivas académicas) y César Lorduy (de los gremios) se retiraran de la sesión, justificando que estaban 'inhabilitados'. Esta minoría alegaba que Vargas había sido suspendida del cargo que tiene en la Udea por unos procesos disciplinarios que abrieron en su contra; y desvirtuaron la elección de Lorduy al interior de la junta directiva del Comité Intergremial como representante ante el Consejo, porque 'solo había cinco de los 12 miembros'. 'Su designación es ilegal', aseguró Camargo.

Pasadas las 6:00 de la tarde ocurrió uno de los hechos curiosos de la noche y lo protagonizó el representante de los gremios, quien, en tres ocasiones se le vio salir de la sala de juntas para subir al piso 12, primero, acompañado de Camargo, luego, de Máximo Rivera (suplente de Camargo ante el Consejo), y, por tercera ocasión, con Leyton Barrios. Siendo las dos primeras las más llamativas, dado que representaban intereses contrarios dentro de la sesión.

'En cada caso, fuimos a fumarnos un cigarrillo. Estaba haciendo consenso. Intentaba aconsejar a Camargo y Rivera para que tuvieran más respeto por algunos de los miembros del Consejo Superior. A Leyton intenté calmarlo porque había recibido una ofensa personal', contó Lorduy.

Solo hasta las 7:00 de la noche pudieron ‘destrabar’ la sesión, luego de que los siete miembros del CS rechazaran los dos señalamientos y pasaran a resolver unas recusaciones que habían sido hechas en una sesión anterior. Los representantes cuestionados el 9 de julio fueron: Antonio Vallejo; Clara Fay Vargas; y Leyton Barrios, de los egresados. Camargo y Figueroa fueron quienes recusaron.

Desnudo y puntos del día

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La sorpresa de la noche la dio Máximo Rivera, a las 8:00 de la noche. Mientras cada uno de los miembros de la coalición mayoritaria, que contó con el apoyo del gobernador Segebre, iba dando golpes a la mesa de aprobación a la resolución de cada una de las recusaciones, Rivera se llenó de ira y se despojó de su ropa en medio de la sesión. Todo, ante los ojos de la viceministra Ariza y los demás consejeros. 'La viceministra intentó echarle a la Policía para que lo sacaran, pero Jonathan y yo nos opusimos', contó el profesor Figueroa.

'Así nos dejaron en el Consejo Superior a los más de 22.000 estudiantes' reclamó Máximo, a quien no le bastó haber sentado su voz de protesta en el recinto y salió hasta la sala de prensa, donde repitió su discurso ante varios periodistas que estaban en el lugar. Con más coraje, tomó el ascensor y llegó al primer piso, donde salió a la calle y se reunió con un reducido grupo de estudiantes que aún aguardaban por la decisión final del Consejo. 'No puede ser que se antepongan los intereses personales a la Universidad del Atlántico', reiteró. Unos minutos después se reintegró a la sesión, donde permaneció por casi una hora más, semidesnudo.

A las nueve de la noche la mayoría logró resolver la totalidad de las recusaciones, absolviendo de responsabilidad a los señalados. Siempre con la oposición de los representantes de los estudiantes y de los docentes, y ante la mirada de Rafael Castillo, quien llevó unas recusaciones nuevas, pero no se lo permitieron porque 'no estaba en el orden del día', explicó Lorduy.

Una vez resueltas, y ya con seis horas de sesión a cuestas, los siete consejeros de la coalición aceleraron el paso para llegar a la parte final: remover a Castillo y designar su remplazo. Camargo y Figueroa se opusieron. 'Desconozco las razones por las cuales me sacan, solamente hablaron de un retiro, pero no lo sustentaron, no lo han discutido. Solamente escuché el ruido de unos pupitres, unas manos que golpeaban unos pupitres, yo insistí en que me dieran la palabra porque tenía unas recusaciones, pero no fue posible', narró Castillo Pacheco, atónito, a las 9:35 de la noche, momento en que ya se había consumado dicha decisión y él había hecho su retiro de la sesión. A las afueras de la Gobernación se encontró con los que resistieron la jornada y les comunicó lo ocurrido. Entonces llegaron algunas voces de respaldo. 'UA, Rafa no se va', corearon.

Sin luz y designación

Tomada la decisión de remover a Castillo, los consejeros barajaron varios nombres de opcionados a la rectoría, teniendo como único requisito hiciera parte de la universidad. Además de Rafaela Vos, el arquitecto Carlos Bell; y los dicentes Numas Armando Gil y Jairo Contreras estuvieron entre el sonajero de candidatos para ocupar el cargo de rector.

Definida la hoja de vida de Vos Obeso para el cargo, luego de que el gobernador Segebre la llamara para consultarle si quería ocupar el cargo, César Lorduy procedió a hacer la presentación oficial de su perfil. En desarrollo de esto, ya sobre las 9:50 de la noche, se presentó una falla de energía que dejo sin el servicio al edificio completo, otro episodio de esta novelesca jornada, que pudo ser considerado por algunos de los miembros del Consejo Superior como un 'saboteo'. Sin embargo, Electricaribe informó que se trató de 'una breve transferencia de carga en el circuito América Rio' y que 'se normalizó rápidamente'. Con la llegada del fluido eléctrico terminó la elaboración del acta que hizo oficial la decisión de remover a Castillo.

'La decisión de la mayoría de consejeros busca recuperar la gobernabilidad de la Universidad del Atlántico para encaminarla a la excelencia académica y la excelencia en la gestión administrativa, fundamentada en los principios de transparencia, celeridad y moralidad pública que deben regir las decisiones en estas instituciones de educación superior', leyó la viceministra Ariza a los medios de comunicación, sin responder el porqué de la decisión.

Los reclamos, alianzas y demás episodios quedan grabados en un nuevo aparte de la historia de la Universidad del Atlántico, aunque la carrera por la rectoría aún no finaliza, solo está estancada mientras que el Tribunal Administrativo resuelve una acción legal. Castillo, junto con el secretario de Educación del departamento, Carlos Prasca, y el docente Salim Mattar, continúan en el proceso por dirigir la única universidad pública del Atlántico, la cual maneja un presupuesto anual cercano a los 265.000 millones de pesos.