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El reciente vendaval que afectó a Juan Mina sacudió un viejo dilema sobre la jurisdicción a la que pertenece el sector de la Loma de los Chivos, el cual, desde hace algún tiempo, no es reconocido como territorio por Barranquilla ni por Galapa.

El asentamiento, donde fueron afectadas 26 de sus 40 viviendas, cuenta con tres vías y abundante vegetación a los lados. Al lugar se accede a través de una empinada trocha que tiene lo justo de espacio para que pase un vehículo de subida y otro de bajada. Aunque su nombre hace referencia a los animales cuadrúpedos, estos no se ven por ningún lado.

Las casas en su mayoría están hechas con latas y pedazos de madera. Allí habitan personas de escasos recursos que obtienen su sustento en labores del campo y otras trabajan como obreros en las industrias cercanas. Hay energía, pero las conexiones son ilegales. No hay acueducto ni alcantarillado. El gas lo compran en pipetas.

Claribel López asegura que llegó a la Loma de los Chivos desde el pasado 19 de junio. Su casa, a pesar de que resultó afectada por la fuerte brisa, es una de las mejores construidas: el piso es de cemento, tiene diseñada sala, comedor, cocina y tres habitaciones. Junto al domicilio hay un local comercial que aún no funciona, pero, dice el ama de casa de 49 años, pronto será una tienda de abarrotes. Inicialmente vende a sus vecinos cubetas de hielo a 200 pesos.

Explica que su esposo, Nehemías Pérez, le pidió que se cambiaran de domicilio porque el terreno 'se podía perder'. Antes vivían alquilados en Juan Mina y las cuentas familiares 'no les cuadraban'.

El lote donde habitan se los regaló un hacendado y la casa la estaban construyendo 'lentamente', pero una repentina invasión, propiciada por desconocidos, los obligó a terminarla cuanto antes.

'Empezamos a construir en enero de este año, pero como se metió una invasión que quería apropiarse de los terrenos, nos tocó construir rápido. Esa gente fue sacada por el Esmad (Policía)', rememora López.

Hoy en la Loma de los Chivos viven en completa tranquilidad y es extraño que suceda algún brote de violencia.

Muchas necesidades

Francisco Martínez, 41 años, reside en la zona desde hace 10 años. Precisa que llegó en 2005 luego de que la violencia lo desterró de San Pedro de Urabá, norte de Antioquia, su tierra natal.

Su hermano mayor fue el primero en descubrir La Loma de los Chivos y luego fueron llegando, uno por uno, los demás familiares. Hoy Martínez vive con su esposa y sus dos hijos.

Él, víctima del conflicto armado, considera que la comunidad tiene 'necesidades tan importantes' como para que exista tan poco interés de parte de las administraciones de Barranquilla y Galapa.

'No nos interesa si somos de allá o de acá, lo que sí es que contamos con muchas necesidades y nos deben ayudar', sostiene.

Al igual que Martínez, José Joaquín Álvarez, otro habitante de 65 años, casado con Johanna Mercado y padrastro de 2 menores, señala que lo que 'más nos interesa' es que resuelvan las ayudas para las familias afectadas por el vendaval. Lo dice porque el techo de su casa voló con la brisa y hoy debe dormir a la intemperie. El día del fenómeno natural cumplía ocho días de vivir en el lugar.

Falsa expectativa

Hace menos de dos meses, la Alcaldía de Galapa envió a un funcionario a La Loma de los Chivos y les dijo a los habitantes que reunieran los datos y las cédulas porque los iban a 'ayudar'. Por esta razón, de acuerdo con Claribel López, el día del vendaval la gente 'no se ponía de acuerdo' sobre si eran de Barranquilla o de Galapa.

Incluso, después de la llegada de socorristas de la Defensa Civil y de la Oficina de Atención de Desastres del Distrito –fueron los que hicieron el censo– hubo un 'alivio' porque pensaron que Barranquilla les había 'tendido la mano'.

Sin embargo, aún es la hora y las ayudas no llegan, lamenta.

Pese a la nueva falta de ayuda, López considera que 'lo mejor es quedarse del lado de Barranquilla' porque tienen 'más voz' ante las autoridades y porque están junto a Juan Mina, a escasos 200 metros, mientras que para ir a la Alcaldía de Galapa deben transitar en moto cerca de 5 kilómetros por una trocha, para llegar a La Cordialidad y luego ir al Municipio.

A la espera

Grace Hidalgo, corregidora de Juan Mina, no da claridad sobre la real jurisdicción de la Loma de los Chivos, pero sostiene que como la Oficina de Atención y Prevención de Desastres del Distrito censó a los afectados les van a dar ayuda.

'Se está gestionando en Prevención, con la alcaldesa. Sea o no sea (de Barranquilla) y si Galapa les da, bien', agrega.

Sin embargo, al consultar con la Secretaría de Planeación Distrital este limbo territorial, respondieron que 'el sitio es de Galapa' y que si bien Barranquilla hizo un censo de las 26 familias afectadas –las otras 22 están en Juan Mina–, esa información será 'enviada a Oficina de gestión del Riesgo en la Gobernación'.

Que se queden

Uno de los que dice que el asentamiento es de Juan Mina es Marvin Amaya, presidente de la Junta de Acción Comunal del corregimiento. Sostiene que desde hace cuatro años debaten que el área fue traspasada de Barranquilla a Galapa por el Instituto Geográfico Agustín Codazzi con el propósito de 'evitar que Juan Mina, que tiene unos 8.300 habitantes, ampliara su tamaño y se convirtiera en Municipio', que es lo que 'todos anhelamos'.

'Tengo entendido que era de Juan Mina y de un momento a otro apareció siendo de Galapa. Quienes estuvieron por acá fueron unos funcionarios del Agustín Codazzi que hicieron un recorrido. Eso fue hace ya 4 años', recuerda Amaya.

Agrega que llegaron con unos planos y le dijeron a la Corregidora: 'Hasta aquí llega Juan Mina' y, asegura, le señalaron los límites en un 'mapa con bordes de color rojo'.

Pese a lo sucedido, indica el líder comunal, 'siempre hemos velado por el bienestar de los vecinos de la Loma de los Chivos', y como muestra del apoyo recuerda que tras el vendaval llegaron a censar desde Juan Mina a las personas afectadas.

¿Y Galapa?

Adolfo Durán, secretario de Planeación de Galapa sostiene que en los registros del municipio 'no aparece' ningún tipo de vereda, corregimiento o poblado con el nombre de la Loma de los Chivos.

Señala, en diálogo con EL HERALDO, que en los 'últimos días' la Administración 'no ha tenido quejas o reportes de sectores nuestros' afectados por vendavales.

Sin embargo, acepta Durán que, a raíz de la inquietud de los habitantes de este sitio, ordenaron a la Oficina de Gestión del Riesgo municipal 'la inspección y verificación en la zona del desastre' para determinar la afectación de la comunidad.

'El nombre no nos aparece en ninguna base de datos; creo que en el Distrito se equivocaron', insiste.

Al considerar que hay un 'irrespeto' con ellos para 'evadir responsabilidades administrativas' y por eso los tienen 'de un lado a otro', los habitantes de esta zona rural no saben qué va a suceder con su arraigo, del que Barranquilla y Galapa 'muestran desinterés'.

Por lo pronto lo más importante, insisten, es que lleguen las ayudas para volver a armar sus humildes viviendas.