La cerveza era la reina ayer en el bulevar de Simón Bolívar. Al mediodía la música brotaba imparable de los parlantes de los estaderos, los negocios de comidas atendían agitados a los comensales, uno que otro ‘angelito’ caminaba junto a sus padres por la vía ya cansado de recoger dulces, y vehículos, decenas de vehículos de todo tipo circulaban por la arteria.
Allí, en medio del movimiento frenético de domingo, periodistas de EL HERALDO verificaron la inquietud de un lector: hay varios mojones con las direcciones invertidas. Si bien pasan desapercibidos para cualquier vecino, puede generarle inconvenientes serios a quien transite poco por la zona o no lo haya hecho nunca. Se trata de las señales de concreto muy usadas en Barranquilla para fijar calles y carreras.
Este y otros llamados ciudadanos fueron presentadas al diario EL HERALDO la última semana a través del servicio Wasapea, vía correo electrónico y llamadas telefónicas a la redacción (3715000).
La curiosa situación en el bulevar se registra en la calzada cuyo sentido va hacia el puente de la calle 30. Pero no solo eso se observa sino también un punto donde hay dos señales a centímetros de distancia, otra con un número borrado y una más con letras alteradas, como si el vandalismo hubiera hecho de las suyas allí.
Las intersecciones de la calle 19 –que corresponde al bulevar– con la carrera 2 y con la carrera 3, le indican a la gente todo lo contrario: carrera 2 o 3 con calle 19. Lo que se puede deducir es que los mojones fueron mal instalados. Igual, la calle 19 con carrera 5 es la calle 9 con 5; el número uno parece haber sido borrado. Otras están rayadas y unas más peladas.
La mesera de un restaurante, un mecánico de motos y un hombre que esperaba bus coincidieron en que no se habían percatado del caso. Un bicitaxista, en cambio, dijo que las estructuras estaban así hace tiempo.
La concesionaria del mobilario urbano Construseñales es la encargada de instalar las señales en la ciudad. Lo hace, según fuentes de la empresa, a pedido de la Secretaría de Movilidad del Distrito; lo mismo que los cambios cuando hay errores.
El árbol que cayó durante un aguacero
A través de Wasapea, residentes en el barrio San José reportaron que parte de este árbol se vino al piso hace un par de semanas durante un aguacero. El caso es que nadie lo ha retirado, y trozos de su tronco y ramas ya secas permanecen apostadas sobre la esquina de la carrera 20 con calle 36B.
Lleno de basuras
Este punto del bulevar de la calle 17 con carrera 15, donde se encuentra un semáforo, es usado por residentes en la zona para arrojar basuras con frecuencia. Mientras pasa el camión recolector, el sector permanece atestado de desechos. Animales callejeros suelen romper las bolsas para buscar comida, lo que agrava el problema de contaminación.
Una piscina cuando llueve
Este hueco en el pavimento de la carrera 42 con calle 53, frente a la clínica San Diego, se convierte en una piscina cuando llueve, de acuerdo a lo que comentaron vendedores informales de la zona. Los carros deben bajar al mínimo la velocidad cuando transitan por la zona para evitar accidentes.
Ataque a las señales
El pare y el mojón instalados en la intersección de la calle 56 con carrera 41, sector del barrio Recreo, fueron alterados por desconocidos con pintura negra en aerosol. En el primero fueron dibujadas unas iniciales, mientras que en el segundo la calle ahora muestra el número 567 y la carrera el 410.
Vía amenazada por un hueco
La circulación vehicular por la calle 70 con carrera 53 mantiene un flujo alto y constante. Un hueco en una losa del pavimento amenaza con deteriorar todo este punto. La avería, que deja ver las varillas de la placa, ha sido rellenada con escombros, pero aún así representa un riesgo para la ciudadanía.