Gabriel Pulido cree que el problema de la Nación es que se desconoce lo que pasa alrededor de las víctimas del conflicto armado.
Ayer, durante la décimo quinta edición de ‘Cátedra Colombia’ de la Universidad del Norte, en la que se analizó el perdón como un factor fundamental para la búsqueda de la paz, habló frente a la persona que casi ordena su muerte y la de muchos de los habitantes de Mampuján: el ex comandante paramilitar Úber Enrique Bánquez Martínez, conocido entonces con el alias de Juancho Dique.
Sus miradas no se cruzaban desde aquel viernes 10 de marzo de 2000, cuando un grupo de las Autodefensas del Bloque Héroes de los Montes de María, comandados por Bánquez, arribó al pueblo con la intención de matar a sus habitantes. Diecisiete días antes los paramilitares habían asesinado a 66 personas en el pueblo vecino, El Salado.
Ese día Pulido sintió miedo como nunca antes, se sintió acorralado y se aferró a Dios. A los habitantes del pueblo los reunieron como borregos en la plaza, y después de muchas amenazas, en las que decían que no iban a quedar vivos ni lo perros, el destino dio un giro.
'Después de mucha zozobra, quien estaba comandando, a quien no conocía, recibió una llamada (...) Cuando volvió dijo que no iba a pasar nada, que Dios estaba con este pueblo. Dijo ‘Acaban de llamarme, que no les hagamos nada, que ustedes son inocentes’', afirmó Pulido ante los asistentes del encuentro.
El perdón y la paz. La Uninorte realizó la ‘Catedra Colombia’ con la participación de los periodistas Claudia Palacios, Rodrigo Pardo, el exparamilitar Uber Bánquez y dos víctimas del conflicto, Luisa Canabal y Gabriel Pulido.
En enero del próximo año, según el presidente Juan Manuel Santos, se iniciaría el cese bilateral del fuego entre las Farc y el gobierno. Sin embargo, la firma del acuerdo va acompañada de un proceso de reconciliación entre las víctimas del conflicto armado. Según el estudio de Cifras y Conceptos y la Fundación para la Reconciliación, el 82% de los colombianos considera que el perdón es indispensable para lograr la paz.
El pasado miércoles 16 de septiembre salió de la cárcel Modelo de Barranquilla el ex jefe paramilitar, después de pagar una condena de ocho años de prisión, proferida por un juez de Justicia y Paz.
'Yo fui quien recibió la llamada. El comandante Rodrigo Mercado Pelufo dio la orden de que no tocara a los señores de Mampuján, pero el daño se hizo, se desplazó', admitió Banquez ante el auditorio y Pulido, quien lo observaba atento.
Argumentó que se siente amarrado con las actas de compromiso porque estas le restringen acercarse a las víctimas y cree que así como pudo organizar ataques a la población, ahora podría ayudarla.
'Así no creo que haya paz porque no hay comunicación', señaló el ex jefe ‘para’.
Aquel 10 de marzo de 2000 el grupo paramilitar salió de Mampuján y entró a la vereda vecina Las Brisas, del corregimiento de San Cayetano. Allí asesinaron a 12 campesinos, señalándonos como auxiliadores de la guerrilla. Después de la masacre, amenazaron a toda la población de Mampuján y de Las Brisas de correr con la misma suerte si no salían de los territorios. Ese hecho convirtió a 180 familias en desplazadas.
'No veo al autor de esos hechos, veo a un ser humano que cometió errores (...)La problemática no está en la cantidad de años que esté detenido, quien hace tanto daño en un momento determinado se sentirá prisionero. Estos son espacios que deben seguir generándose', comentó la víctima al victimario.
El Proceso. Luisa Canabal perdió a su mamá y a varios miembros de su familia por el accionar de los paramilitares comandados por Bánquez. Nació en Ballestas, Bolívar, tierra que abandonó para no perder la vida. Es una de las víctimas a las que la Comisión de Reconciliación le ha hecho seguimiento desde su inicio.
Ha recibido críticas, incluso de otras víctimas, por abrazar en una ocasión, en señal de perdón, al ex jefe paramilitar. 'Amo a mi país, tres veces estuve a punto de salir, pero yo adoro mi tierra. Yo de aquí no me voy', dijo la mujer.
Claudia Palacios, autora del libro Perdonar lo imperdonable: crónicas de una paz posible, fue enfática al afirmar que cada ciudadano, víctima o no del conflicto, debe pensar en cómo desarrollar una idea que construya la paz en Colombia.
'Hay un desafío: cómo contribuir al país que queremos. Para eso se debe romper la burbuja de ese país pequeño en el que cada uno vive, perderle el miedo a lo desconocido', dijo.
El periodista Rodrigo Pardo prevé que serán más los beneficios que los problemas que traerá la paz con las Farc, pero advirtió que esta no será la absoluta del país. 'Disminuir este componente de violencia me parece que es una apuesta que vale la pena para el país porque ha sido una guerra muy sangrienta, y porque la violencia del conflicto interno tiene unas connotaciones políticas que deben ser erradicadas', señaló Pardo.