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La semana pasada, el Consejo de Ministros anunció una reducción del presupuesto de inversión de 9,7% para 2016. Una medida para reiterar el compromiso del gobierno con el cumplimiento de la regla fiscal, que se estableció desde el 2011 y que dentro de sus propósitos preveía reducir la deuda neta del gobierno central de 36% del PIB al 26% en 2025.

A pesar del cumplimiento irrestricto la regla, los efectos de la reducción del gasto estatal para la economía son ambiguos. En primer lugar, deja en duda el futuro de muchos de los proyectos para 2016, que probablemente no se podrán ejecutar en los plazos pronosticados; incluidos las vías 4G y el presupuesto solicitado para el posconflicto.

A esto se suma la coyuntura desalentadora prevista por las organizaciones internacionales. Esta reducción prevé ser la primera de un 2016 que estará marcado por la reducción en el recaudo fiscal e incrementos del déficit. De modo que probablemente habrá un incremento en el endeudamiento del país, cuyo efecto sobre las finanzas públicas en el corto y mediano plazo dependerá de lo que ocurra en la coyuntura externa y del ritmo de crecimiento de la economía colombiana.

Implicaciones para 2016

A mediados de 2015, el Ministerio de Hacienda aumentó el déficit fiscal a un 3% del PIB, debido a una caída en la recaudación de impuestos y de los ingresos petroleros. Se estima que el pronóstico de recaudación tributaria será de $116,8 billones para este año (USD46.294 millones), inferior a la meta de $123,9 billones estimada a comienzos del año.

Con este anuncio, el Gobierno dio un abrebocas de lo que serán las metas para el 2016. 'Ya se ha anunciado que habrá fuertes recortes en los presupuestos de las entidades del estado en todos los sectores y habrá una disminución en los gastos, tanto de funcionamiento como de inversión', explica Hernando Zuleta, profesor de macroeconomía de Uniandes.

Es de esperar que el deterioro de las cuentas fiscales lleve al país a emitir más deuda, lanzar canjes en los próximos meses y reducir el gasto. El recorte en el presupuesto de inversión podría afectar en el empleo y en la actividad económica en el corto plazo.

Según Zuleta, con el precio del petróleo inalterado, el tipo de cambio seguirá en niveles cercanos a $3.000, por lo que Colombia deberá realizar una reasignación de factores hacia sectores comercializables diferentes al petróleo y así poder reactivar la economía.

De acuerdo con datos del Ministerio de Hacienda, pese a que el ingreso petrolero ha disminuido 1,4% (de 3,3% a 2,6% del PIB) las medidas tomadas para diversificar el ingreso fiscal no lo hacen dependiente de las materias primas. En general, para 2015 del 15,9% del PIB que representaron los ingresos totales solo un 1,2% correspondió a ingresos petroleros, y para 2016, de los 14,9% del PIB esperado, solo un 0,3% corresponderá a estos ingresos.

Ante esto, se espera que el mayor déficit tienda a ser transitorio y esté atado al comportamiento cíclico del ingreso. 'El crecimiento económico de los próximos meses dependerá entonces de la capacidad del sector productivo', comenta Zuleta, quien pronostica que es probable que el crecimiento del PIB en el 2016 sea cercano al 3,5%, que será insuficiente para cumplir la regla fiscal sin ajustes adicionales.

Mejorar la base tributaria

Aunque una parte del control del déficit se hace por medio de emisión de deuda pública y recortes presupuestales, también es clave mejorar el recaudo y la base tributaria.

En Colombia se modificó el impuesto al patrimonio a finales de 2014 y se eliminó el impuesto a las transacciones financieras; impuestos que en conjunto representaban alrededor del 1,4% del PIB. Asimismo, este año se han visto afectados los pagos de dividendos de Ecopetrol por el precio del petróleo.

Para William Baca, profesor del IEEC de Uninorte, promover la generación de empleo y el desarrollo industrial, más allá de cambios en la tributación, puede generar una base sólida a largo plazo, y el déficit fiscal funcionaría no como pecado económico sino como una herramienta para salir de las recesiones.

'Lo ideal sería no depender de reglas fiscales sino alcanzar la soberanía monetaria. Colombia debe consolidar una base tributaria fuerte y así, lograr un incremento permanente y suficiente en el recaudo tributario', agrega Baca.

Para qué la regla fiscal

La regla fiscal está diseñada para generar equilibrio entre la deuda pública y el balance fiscal. Busca la estabilidad macroeconómica a corto plazo, así como la sostenibilidad de la deuda de largo plazo. Es usado recurrentemente por el Fondo Monetario Internacional.

A pesar de su uso en varios países, aún no hay consenso sobre su efectividad. Jorge Quintero, profesor del IEEC de Uninorte, considera que adoptarla es una buena medida para hacer sostenibles las finanzas públicas, pues asegura que en épocas de altos ingresos se ahorre y en períodos desfavorables se recurra a esos ahorros o inclusive al endeudamiento si se considera que la caída de los ingresos es transitoria.

'No obstante, si el Gobierno se apega de manera muy estricta a la regla, en períodos de recesión el gasto fiscal se puede restringir demasiado y puede agravar la situación', explica Quintero.