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Los salones de la Universidad del Atlántico permanecen vacíos desde el miércoles de la semana pasada por cuenta de una disputa presupuestal. Las sillas - que según el cronograma establecido para este semestre deberían estar ocupadas por cerca de 22.000 estudiantes, para desarrollar sus parciales finales del semestre- fueron apiñadas en los accesos a siete los bloques de esta institución pública.

Ayer se completaron diez días desde que un grupo de estudiantes comenzaron una 'toma pacífica' de la universidad, como gesto de rechazo al proyecto de presupuesto 2016, por $233.000 millones, formulado por la vicerrectoría Académica y Financiera, encabeza de Gaspar Hernández. La situación ha obligado a que los profesores no avancen en su cronograma académico. Tras la protesta, las directivas ordenaron el 'cierre temporal' del sistema para el registro de notas.

EN LA ‘U’

En la plazoleta del bloque ‘D’ había 10 mesas ocupadas por estudiantes y docentes. Ellos, acompañados por cuatro perros y un gato que se paseaban por este espacio, parecían concentrados, algunos con calculadora en mano, 'tirando número', como le comentó un joven a otro que pasó su lado. Estos espacios y pasillos han sido utilizados para recibir clase o asesorías en proyectos, según contó un profesor.

Por un momento la atención de casi todos se desvió hacia el centro de la plazoleta. Allí, un joven delgado, de jeans y camiseta, llegó para llevar un mensaje 'por el bien de la universidad'. Él era Farid Sánchez, estudiante de filosofía y derecho, quien expresó estar 'preocupado' por el proyecto de presupuesto que presentaron las directivas de la Universidad del Atlántico ante el Consejo Superior, el cual, a su juicio, tiene una disminución de '$85.000 millones', con respecto al de 2015.

'Vemos en ese recorte unas áreas afectadas; temas como movilidad académica, investigación, políticas sociales, matriculas cero para estratos uno y dos, almuerzos subsidiados y un alza de matrículas para el año entrante. Nos preocupa que eso (el presupuesto) se vaya a aprobar', advirtió Sánchez a los educadores y alumnos presentes.

El 5 de diciembre pasado el proyecto fue analizado por el Consejo Superior, máximo órgano de dirección y gobierno de la UA, y pasó a Comisión, la cual se reunió el viernes para darle otro repaso a cada uno de sus puntos. El presupuesto, comparado con el de 2015 (que fue de $267.000 millones) tiene una disminución del 14%.

El tema también fue debatido el martes pasado, por cerca de cinco horas, en el Centro de Convenciones. Kevin Siza, otro de los líderes de la toma, junto a Sánchez, consideró que 'no se dieron respuestas claras' en el debate. 'El informe fue escueto. Por eso decidimos seguir con el paro', agrego.

Siza dijo que tienen tres propuestas para acabar con la protesta: 'Construir una comisión entre estudiantes, profesores, trabajadores y la Administración para hacer un reajuste al presupuesto presentado; lo segundo es que un grupo de estudiantes, acompañados por consejeros del Superior, al Ministerio de Hacienda para hacer un acuerdo de pago a la universidad y, así, saber cuánto se incluye en el presupuesto; lo tercero es que la universidad recoja preocupaciones de los estudiantes sobre la realidad actual de la institución', explicó.

Un error

El vicerrector Gaspar Hernández aseguró que en el presupuesto de 2015 hubo un 'error'. 'La anterior Administración, sin acompañamiento de planeación, tesorería o gestión financiera, hizo el proyecto y el Consejo Superior lo aprobó con una partida de $60.000 millones que supusieron iba a girar el Ministerio de Hacienda, pero eso fue un supuesto. Se gastaron esa plata sin estar en caja. Por eso es que decimos que el presupuesto nuestro es real', precisó.

El gobernador José Antonio Segebre, quien preside el Consejo Superior, informó que convocó sesión de este órgano para buscar una salida al debate que se ha abierto en torno al presupuesto. 'Vamos a oír a quienes están en desacuerdo. Lo que no quiere hacer la rectoría es poner unos recursos con los que no se cuenta'.

De momento, el grupo de estudiantes dice que seguirá con la toma, incluso durmiendo en la biblioteca, como desde el inicio, y pidiendo 'apoyos' económicos a sus compañeros para seguir con su causa, pese a que otros solamente quieren finalizar su año académico.