Luego de un maravilloso encuentro del Equipo Ciudadano de Honor con los niños del Colegio Marymount, que participan en el Programa Rueda El Heraldito, íbamos camino al parqueadero a buscar nuestro flamante Rafa/amigo fiel y ¡oh sorpresa!, en compañía de Miss Ampy ante nuestros ojos vimos caer el majestuoso árbol de Acacia. Ese que por florecidos años fue el 'wow' de la comunidad educativa. La acacia no estaba siendo talada, simplemente 'la edad se le vino encima'.
Fue un verdadero estropicio, la acacia cae sin pedir permiso. Ella no espero el deceso inducido porque ya sabía su destino, había sido diagnosticada de enfermedad ‘terminal’. La Institución tomó las medidas de seguridad necesarias con las entidades reguladoras de temas ambientales.
Estropicio fue lo que sentimos todos en nuestros corazones. Quedamos perplejos, observando sin poder hacer nada a la señora de rojos suspiros primaverales que se caía en modo de cámara lenta, como 'perdonando al viento', fue tan, tan, digna que se despidió sin causar daño alguno. ¿Se cayó para siempre? fue la reflexión inmediata.
'Se murió la acacia, qué tristeza, que dolor tan grande', se oyeron muchas manifestaciones de sentido pésame, hubo arrullo de luto colectivo de transeúntes que se detuvieron para unirse al lamento y murmurar añoranzas de esa ciudad, de pulmones y espacios más verdes, la de antes, y dolor por la de ahora 'que invade el gris y caluroso cemento'. Luego de superado el estruendo y de verificar que no hubo rasguño alguno quedé impávida y me agache para recoger varias vainas con semillas que yacían solitarias y huérfanas en el cemento gris y caluroso. Con plena convicción subimos a nuestro carrito y decidimos mediar para que la historia y la herencia de la Acacia continuaran.
Ayer, mientras entregábamos los premios del programa Rueda El Heraldito IV, escuchamos exclamaciones de emotiva sorpresa por parte de los profesores asistentes, incluida Miss Ampy del colegio Marymount, cuando entregamos la portadora de la historia y la herencia: la hija Acacia en fecundo crecimiento. Un Profesor dijo: 'esta hija es de todos', a la heredera le pusimos por nombre: ‘La Ciudadana de Honor’. No estábamos legislando o firmando largos tratados como en la cumbre de Paris COP21, estábamos en medio de un proceso educativo muy innovador, en el que con hechos desafiamos la ola gris que se ha tomado la ciudad.
En medio de la celebración, las 27 Instituciones Oficiales y 14 Privadas y el Equipo de investigadores de Ciudadano de Honor, reconocimos y aplaudimos que todos fuimos ganadores y que los premiados eran: El IED Germán Vargas, primer lugar, 20 de Julio Central, segundo lugar y el Distrital María Inmaculada en el tercer lugar. Crece día a día el impacto de Ciudadano de Honor en las comunidades educativas. Profesores, Padres y Alumnos participantes en la IV etapa de Rueda El Heraldito evidenciaron acción participativa en las 4.774 actividades pedagógicas desarrolladas en las nueve semanas.
El cierre, como la despedida de la Acacia, fue muy conmovedor y en todos quedo la semilla del compromiso y la perseverancia de continuar el trabajo con la comunidad. Damos gracias a todos y en especial a los docentes que apropiaron el modelo de las 4Rs: Reduce, Reutiliza, Recicla y Responsabilízate de la educación ciudadana y el consumo responsable.
Estás en el medio. En tu camino hay muchas semillas de acacia esperando para que las ayudes a germinar. Únete a nuestros proyectos, abónalos, riégalos y multiplícalos. Todos podemos ser Ciudadanos de Honor. Contáctanos al 3057512544, descarga nuestra app: Ciudadano de Honor Interactivo y conoce más de nuestra experiencia con la pequeña acacia: La Ciudadana de Honor.