Orlando Jiménez amarró cuatro varas de caña a su carromula, junto a un toldo de plástico. Eso fue lo único que sacó de la casa que aseguró habitar los últimos ocho años.
La vivienda estaba dentro de una parcela de dos hectáreas, ubicada en un franja de tierra llamada El Mirador, que hace parte de un terreno llamado popularmente El Tamarindo, en la vía la Cordialidad que va de Barranquilla a Galapa.
El hombre de 77 años fu desalojado ayer de la tierra que había invadido en una diligencia policiva adelantada por el inspector cuarto de Policía de Barranquilla.
En ‘su terreno’, Jiménez tenía sembrados plátanos, yuca, maíz y caña de azúcar. Llegó de Plato (Magdalena) cuando sus 13 hijos vinieron a vivir a Barranquilla.
'Yo tengo una casa en El Pueblito (barrio de Barranquilla) pero no la vivo porque los campesinos solo queremos una tierra para cultivarla, para ponerla a producir', indicó Jiménez.
El campesino echaba una última mirada a sus platanales, que había cosechado antes 'para que no se perdieran los gajos' dijo picando un ojo y riendo.
Jiménez era consciente de que ese terreno no era realmente de él, pero espera que al menos le reconozcan los ocho años de posesión con alguna ayuda mientras logra establecerse en otro lugar.
Cuando terminóde acomodar sus cosas, agarró la jáquima de su burro y lo guió por la polvorienta trocha hacia la carretera. No volteó ni una sola vez a mirar a los trabajadores que talaban las matas de plátano, preparando la entrada del buldócer que terminó de remover la tierra.
Como Jiménez, otras seis familias fueron sacadas de tres parcelas, para un total de nueve familias y seis parcelas. Hoy continuará la diligencia, en la que los dueños de la propiedad, Inversiones Agropecuarias Los Turpiales SAS, espera desalojar 11 familias restantes.