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'Yo no busco, encuentro'. La expresión, atribuida a Picasso, resume la posición del pintor ante la persistente discusión estética acerca de la dialéctica entre el proceso y el resultado en la producción de los objetos del arte. Y aun cuando la decidida afirmación pareciera desmentir la existencia del dilema, muy a su pesar, lo único que logra es reconocer que tal conflicto existe y que todos los espíritus creativos, empezando por los más destacados, deben enfrentarlo en algún momento del camino que los conduce a la definición del lenguaje particular con el que, finalmente, comunican su percepción de la realidad al resto de los mortales.

Ese afán exploratorio, en este caso poco afortunado, es el que se evidencia ante dos edificaciones atribuidas a Manuel Carrerá, radicalmente distantes en su lenguaje arquitectónico y estético: el antiguo Hotel Tayrona y la llamada Casa de las Tres Puntas que, albergan actualmente a la Gobernación del Magdalena y a la Cámara de Comercio. Resulta enigmático que un lenguaje formal consolidado como el que exhibe Carrerá en el edificio del Hotel desaparezca tan radicalmente en la Casa.

Hotel Tayrona: el Carrerá que todos conocemos. El antiguo Hotel Tayrona (1948) es, el edificio más representativo de la obra del arquitecto en Santa Marta. Es una síntesis de su capacidad para fundir, en un solo hecho, la referencia cultural, la espacialidad de la arquitectura moderna y su personal lenguaje formal sin caer en el extremo del abstraccionismo acultural.

Es parte de la cultura popular samaria reconocer en el diseño de la actual Gobernación departamental la cultura indígena regional, en particular la relación de los nativos con la naturaleza. Se dice -con cierta base- del volumen central de la fachada principal que es la representación del torso de un indígena protector con cuyos brazos intenta abarcar el mar, en oposición al gran patio posterior que, poblado de vegetación y ornado con una gran fuente sobre el muro de remate, alude a la naturaleza como pulmón de vida, y que el remate superior del cuerpo principal es una evocación del toczuma con el que cubren los indígenas arhuacos su cabeza.

Apoyado en su decantado estilo art deco tropical, Carrerá parte de la imagen prehispánica y estructura un edificio simétrico en torno a dos cuerpos cilíndricos que le sirven de eje compositivo acentuados por las escaleras. Estas -que en los diseños de Carrerá son omnipresentes- en el cilindro anterior son exteriores y simbolizan los brazos protectores que lo abrazan dotándolo de una amplia terraza en la segunda planta reservando la primera como un magnífico espacio cubierto de transición hacia el interior del edificio. La escalera central, en contraposición, es interior y abrazada por el imponente volumen cilíndrico posterior que –climáticamente iluminado por un gran vano de bloques de vidrio- se eleva acompañando las tres plantas del edificio y entregando a amplios y ventilados corredores que enmarcan el patio principal.

La aparente simplicidad del edificio mimetiza una compleja espacialidad que Carrerá resuelve articulando y contraponiendo, en las tres dimensiones cartesianas, las líneas curvas con volúmenes ortogonales básicos que se superponen y se escalonan generando estancias, terrazas y pasillos protegidos de la radiación y el clima con voladizos, aleros y celosías generosamente dispuestas en toda la edificación que testimonian su preocupación por conseguir una arquitectura climáticamente adecuada. El resultado es un edificio significativo, simétrico y equilibrado, en el que dos grandes alas envuelven un patio amable y en cuyos muros la distribución y proporción de vanos de puertas y ventanas y los medidos detalles ornamentales dan testimonio de la impronta de un gran arquitecto. El diseño de las escaleras, el uso preciso de los materiales, la escogencia y disposición de las lámparas, de los bloques de vidrio, de los pasamanos de madera, la excelente factura de las carpinterías y las contrastantes tonalidades y figuras marinas de los pisos –que matizan la intensa blancura de los muros.

Casa de las Tres Puntas: el Carrerá desconocido. Inicialmente diseñada como residencia de la tradicional familia Pinedo la casa llamada de las Tres Puntas, por la exótica imagen que proyecta el anguloso volumen que preside la entrada y que le imprime el carácter, es la sede actual de la Cámara de Comercio de Santa Marta. Atribuida a Carrerá la edificación dista, en mucho, de la percepción que especialistas y observadores desprevenidos tienen, y tenemos, de la obra del Cubano presentándosenos como una especie de hija bastarda.

Por cansancio formal, por curiosidad estética, por presión del cliente, por imposición de las corrientes en boga o por la razón que fuera, el Arquitecto se alejó hasta tal punto -en esta casa- del lenguaje espacial y formal que tan claramente caracteriza su producción edificada, que resulta difícil descubrir indicios en ella que certifiquen su autoría. Los ángulos forzados, las ventanas asimétricas, inclinadas y descompuestas en triángulos imposibles, el revestimiento con lajas irregularmente cortadas y dispuestas en finas hiladas horizontales, el angosto zócalo que las dilata del terreno haciéndolas flotar, la cubierta de tejas españolas expuestas a la vista y la horizontalidad general del conjunto revelan una mayor proximidad dérmica con la producción 'wrightiana'.

Sin embargo el artista, incapaz de romper de tajo con sus propios imperativos, deja pequeñas marcas de identidad. Como los microscópicos sellos con sus iniciales dejados en sitios imperceptibles por Francisco de Goya en los falsos da vincis que dibujó para ganarse la vida, en la Casa de las Tres Puntas es posible identificar rastros que permiten signar el edificio como de Carrerá. La fuente semicircular, desprovista de piel, que contrasta abiertamente con la agresiva angulosidad del conjunto, y el espacio de transición que se forma debajo de la terraza que emerge de la fachada y conecta el antejardín y la calle con el interior de la casa son parte del ADN que la emparentan con el resto de obras que ratifican a los orgullosos samarios que por allí pasó, Manuel Carrerá.