Para Magdalena Ortega la palabra béisbol representa 'lo más grande'. Puede generarle una sonrisa espontanea de felicidad y un viaje de recuerdos familiares. La barranquillera, de 60 años, hace una pausa en sus quehaceres diarios y sale a la puerta, entre la ropa mojada que guinda del patio, en el barrio Montecristo. Cada día lo primero que ve al salir de su hogar es el estadio de béisbol Tomás Arrieta. Este nombre para ella significa 'nada', pero su estructura, su cancha y sus gradas lo han sido 'todo'.
'Estoy de acuerdo con que le cambien el nombre porque Édgar Rentería fue el primer grandes ligas que salió del Atlántico', comenta la mujer con aroma a detergente y las manos húmedas. Su rostro da fe del amor que dice tener por el deporte de ‘la pelota caliente’, pues una mancha de sol, de color café y de unos dos centímetros de diámetro, cubren parte de su mejilla izquierda.
Le apareció, recuerda, cuando su hijo, Normando Linero tenía ocho años y corría por la cancha de la categoría menores, al lado del Arrieta. El diamante barranquillero que se construyó en 92 días para los V Juegos Centroamericanos y del Caribe, de1946, y que esta vez será reconstruido para los XXIII Juegos, en 2018.
El escenario cerró sus puertas a los campeonatos profesionales el pasado 15 de septiembre de 2015 porque sus instalaciones estaban ‘ponchadas’. Hoy el techo de la gradería está resquebrajado en múltiples zonas, algunas sillas presentan deterioro y parte de su grama está raspada.
El equipo barranquillero, Los Caimanes, tuvo que buscar sede en Lorica (Córdoba) para poder jugar la Liga Colombiana de Béisbol Profesional, porque las autoridades distritales establecieron que debe ser demolido para levantar uno nuevo, bajo el sello de la MLB (Grandes Ligas).
Influencia
'Creo que será una bendición para la ciudad el nuevo estadio. A nivel cultural va a influir más en los jóvenes', afirma el barranquillero, Silvio Silva, sentado en una de las gradas del estadio, mientras observa a su hijo, Silvio Jr., salir de la cancha. Juega en el Club 11 de Noviembre como jardín derecho. Se ve exhausto, pero sonriente.
Seis metros a la izquierda está sentado también Gustavo Castellanos. Un joven de 18 años, de tez morena y gafas oscuras. Usa ropa deportiva y en su camiseta tiene estampado las palabras en inglés, que traducen al español ‘Conferencia del Campeonato de Béisbol y Softbol 2015’.
También juega como jardín derecho. Corrió al igual que Silvio Jr. el Tomás Arrieta y lanzó la pelota con todas sus fuerzas para alcanzar el triunfo en cada oportunidad. Como hace dos años, en un partido de exhibición ante entrenadores de universidades de Estados Unidos, donde ganó una beca para estudiar Administración de Empresas en la Talladega College, del estado de Alabama. Ahora juega béisbol para el instituto, estudia y regresa en vacaciones de verano para estar con su familia y visitar el Tomás Arrieta, como en esta ocasión.
'Sabía que iba a estar en un lugar donde no conocía a nadie, gente con otras culturas, pero sé para donde voy y estoy luchando por mis sueños de seguir adelante', explica Castellanos, sin quitarle la mirada al partido amistoso que realizan el equipo de menores de la Universidad Autónoma contra el Club 11 de Noviembre.
Primera Piedra
El pasado 4 de abril, la Comisión de Presupuesto del Concejo de Barranquilla aprobó en primer debate la construcción y/o adecuación en infraestructura deportiva del estadio de béisbol Tomas Arrieta, que tendrá una inversión de $29 mil millones. Autorizaron al alcalde de Barranquilla, Alejandro Char, a comprometer vigencias futuras ordinarias, con cargo al presupuesto 2017, mediante la celebración de los contratos para ejecutar la obra.
El nuevo escenario tendrá capacidad para 12 mil personas y el objetivo es entregar a la ciudad un espacio especializado para el béisbol profesional, el cual también podrá ser utilizado por las Grandes Ligas de los Estados Unidos para partidos de exhibición y torneos cortos.
El director de la Liga Colombiana de Béisbol Profesional, Edinson Rentería, hermano de ‘El Niño de Barranquilla’, considera que ponerle el nombre de Édgar 'es reconocer el mérito de su carrera deportiva y el haber dejado en alto el nombre de la ciudad y el país' en las Grandes Ligas.
Habrá cambios
Al escenario le realizarán varios cambios, entre los que se destaca el giro de la cancha actual y una reconstrucción de la infraestructura. Además del acondicionamiento de los exteriores del escenario, a través de la construcción de obras de paisajismo.
El viernes, primero de julio, Char y el secretario de Deporte del Distrito, Joao Herrera, presidirán un acto protocolario en el estadio, que dará inicio a la demolición mecánica del escenario. También pondrán la ‘primera piedra’ que oficializará el inicio de la construcción del nuevo estadio. Allí, afirma Magdalena, planea estar para darle el último adiós al escenario que le permitió a su hijo Normando, de 26 años, ser hoy uno de los integrantes de la Selección Atlántico.