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Tratando de aferrarse y de disfrutar la suave brisa que sopla por el barrio San José se encuentran Isabel Palacio y Ovidio Meza. Ambos están sentados en las sillas azules que les ha entregado el Distrito. La sala de espera está vacía, ya no hay personas instaurando denuncias por robos o pérdidas de documentos; por el contrario, la secretaria y el técnico operativo esperan pacientemente a que el reloj marque las 5 p.m. para finalizar sus labores.

En la casa, ubicada en la calle 45B N°19-09, funciona la Inspección Urbana de Policía N°3. Ahí trabajan, además de Palacio y Meza, la inspectora Ramona Santiago Diazgranados, quien a esa hora se encontraba –de acuerdo con la secretaria– en una capacitación.

Hasta esta inspección, que cubre 13 barrios del suroriente, han llegado los comentarios sobre la licitación que ha abierto la Alcaldía Distrital para recuperar la infraestructura de algunas de estas entidades, por las que EL HERALDO realizó un recorrido para conocer el estado en el que se encuentran actualmente.

Lo primero que salta a la vista en el escritorio de la secretaria es que trabaja con máquina de escribir. 'Lo que tenemos son bastante antiguas, están un poco dañadas. El escritorio que uso es de la inspectora, que me lo trajo, y no tiene gavetas. Aquí ni contamos con aire acondicionado en la recepción', expresa la mujer, quien lleva siete años realizando sus labores de lunes a viernes.

Veinte personas diarias, aproximadamente, llegan a la Inspección Tercera, donde los usuarios se tienen que acomodar en los ocho puestos que están dispuestos en la sala de espera y ‘refrescarse’ con los dos abanicos. 'Encontramos uno solo. Lo demás lo hemos comprado, el televisor es de la inspectora que estaba antes, incluso la pintura la pusimos nosotros', añade la servidora de 56 años. Lo único bueno de trabajar a máquina –exclama Ovidio, como consolándose– es que 'aquí ni se va la luz, ni el sistema y siempre se presta el servicio'.

Trabajo a mano

Similar es lo que se aprecia al ingresar a la Comisaría Segunda de Familia, localizada en la carrera 16 N° 60-07, barrio Buena Esperanza. Aquí el vigilante tiene que quitarle el cerrojo a la puerta de la oficina, pues la ola de inseguridad que atraviesa el sector conlleva a que después de 1 p.m. los empleados tengan que 'cerrar por precaución'.

Al ingresar resaltan los carteles que invitan a: 'Di no a la violencia contra la mujer. Denuncia'. El pequeño abanico verde adquirido por la comisaria, Marta Potes, quien tampoco estaba presente, trabaja forzado por ventilar el espacio cerrado.

En la tarde la oscuridad empieza a apoderarse de la oficina porque de tres lámparas solo funciona una.

La secretaria de esta sede, Marta Duba, expone las falencias con las que prestan el servicio a 24 barrios de la localidad suroccidente. 'El cuarto archivador tuvo espacio para guardar documentos hasta 2011; la oficina de la trabajadora social se moja cuando llueve y yo no tengo ni computador ni máquina de escribir', expresa la trabajadora que lleva cinco años en el cargo.

A grandes rasgos se logra apreciar cómo la lluvia ha dejado huella. Se ‘mete’ por las paredes, el techo e inclusive 'sale a flote' –según la secretaria– en el cuarto de archivo que 'se llena de agua en cada aguacero'.

'Se cayó una parte del cielo raso de la oficina de trabajo social, el baño y la oficina de psicología. Haciendo actividades nos tocó arreglar eso', explica.

Además de la comisaria y Duba, aquí prestan servicios una trabajadora social, una psicóloga y un asesor.

Por todos los daños y el deterioro evidentes la comisaria Potes ha enviado varias solicitudes a la Alcaldía para la reparación de algunos bienes, como los aires acondicionados. 'Ojalá que se cumpla el proyecto de reparación y que sea lo más pronto posible. Es urgente', insiste la secretaria Duba.

Muchos en poco espacio

'El aire acondicionado está de lujo, ha estado ahí, pero nunca funcionó. Cuando llueve, llueve más adentro que afuera porque el agua se filtra'. Con estas palabras da la bienvenida el secretario de la Comisaría Primera de Familia, en el populoso barrio Carrizal.

El óxido de las rejas se confunde con el dorado que debería cubrir las figuras de metal. Un abanico blanco sin tapa sobresale en el rincón que ocupa Nicolás Jair Chávez, quien trabaja aquí hace dos años.

Alrededor de 90 personas llegan diariamente a hacer diligencias, en busca de servicios. Los aires, las lámparas y los candados no sirven. Hay un cuarto que no se puede emplear porque no cuenta con ventilación. Las vigas se mojan. 'Nosotros de nuestro bolsillo nos encargamos de la aseadora. Tenemos que hacerlo porque no hay', revela Chávez.

Este punto de atención cuenta con dos equipos interdisciplinarios, es decir tiene dos comisarios, dos psicólogos, dos trabajadoras sociales, dos secretarios y sin embargo el personal tienen que compartir los equipos y los espacios para atender a los usuarios porque las oficinas son insuficientes.

Los dos comisarios tampoco se encontraban a la hora en que el grupo de trabajo de EL HERALDO hizo la reportería. Sobre estas ausencias, el Inspector General, Ricardo Cantillo, justificó que 'la prestación del servicio implica muchas cosas a veces; no necesariamente tienen que estar en el sitio. Ellos hacen operativos diurnos, dictan charlas, el trabajo es integral'.

Por ahora quienes trabajan ‘con las uñas’ esperarán que lleguen las inversiones, para seguir prestando un servicio que los usuarios califiquen como excelente.

Adjudican dos contratos para reparación, adecuación y dotación

El Distrito de Barranquilla, a través de la Secretaria General, adelantó dos procesos para reparar 14 comisarías e igual número de inspecciones (en total en la ciudad hay 22): uno de Selección Abreviada, al que se presentaron dos proponentes, y una licitación, en la que pujaron cuatro firmas. El primero fue adjudicado, el 29 de junio, al contratista Francisco Solano por 108 millones 920 mil 840 pesos. Este se encargará de reubicar las cuatro inspecciones especializadas.

En este proceso también participó Leodegar Rois. La licitación lo ganó, el 30 de junio, el Consorcio ARC Incoe por 1.069 millones 117 mil 409 pesos. Este lo componen Ángel Rincón Constructores S.A.S, con una participación del 50%, e Ingeniería Construcciones y Equipos Incoe S.A.S, el porcentaje restante. Se encargará de reparar, adecuar y suministrar el mobiliario de los 28 puntos de atención entre inspecciones y comisarías. 'Fue la propuesta que cumplía con los requerimientos técnicos y jurídicos', explicó Iván Castro, asesor de despacho de la Secretaría General. En la licitación participaron Ancla ingeniería S.A.S, el Consorcio Obras Caribe, el Consorcio ARC Incoe y José Leonel Rodríguez.

El contratista Francisco Solano es barranquillero y el Consorcio ARC Incoe es cartagenero. Los contratos contemplan obras civiles, pintura, cambio de cielo raso, cubiertas, impermeabilización, dotación de mobiliario, sillas, archivadores, puestos de trabajo en general e instalaciones eléctricas. 'Nos van a adecuar nuestra infraestructura porque se está trabajando en unas condiciones no dignas. Eso traerá como consecuencia una prestación de servicio eficiente a todos los barranquilleros', expresó Ricardo Cantillo, Inspector General de Policía.

La Secretaria General del Distrito, Ana María Aljure, explicó que las obras tendrán 'tres meses para ejecutarse todas. Le pediremos al contratista que tenga diferentes frentes para que avance de manera paralela'.

Y destacó que 'es fundamental que la atención al ciudadano se dé en condiciones óptimas y para ello se requiere una infraestructura que se preste'. Explicó Aljure a EL HERALDO que la próxima semana suscribirán los contratos para que comiencen las obras, para 'intervenir las que están más acabadas, porque son la prioridad'.