La tempestad de la noche anterior oscurece la madrugada. Son las 6:40 de la mañana del viernes 2 de septiembre y las lluvias caen impactando sobre los parabrisas de cientos de automóviles, camionetas, buses, que detenidos en la vía, esperan el descongestionamiento de los trancones al norte de Barranquilla.
Como si hiciera parte de su rutina, los conductores no suenan las bocinas, ni gastan energía. Saben que podrían tardar 5, 10, 15 o hasta 30 minutos paralizados por los represamientos.
A esa hora, los universitarios se dirigen apacibles hacia sus clases, los buses frenan constantemente para dejar en su destino a los usuarios, y los estudiantes de colegios deben entrar puntuales a sus instituciones.
Una fila de autos, la gran mayoría modernos, adorna el pavimento, mientras que solitario, un guía de movilidad da indicaciones en medio de la vía hacia Puerto Colombia, a la altura de la Universidad del Norte, para agilizar el paso vehicular.
Un equipo periodístico de EL HERALDO hizo un recorrido por este sector de la ciudad para analizar algunos de los más frecuentes embotellamientos o represamientos vehiculares.
De acuerdo con el secretario de Movilidad, Fernando Isaza, gran parte de la situación obedece a acciones indebidas en las vías. Reconoce que las obras que se ejecutan alteran la movilidad, pero insiste en que 'lo que ahora genera molestia será un gran beneficio'. Mientras lo dice, algún barranquillero se queja por 'las interminables filas de carros'.
Corredor Universitario
El abundante flujo vehicular durante una hora pico en el Corredor Universitario genera un represamiento que inicia bajo el puente de la vía Circunvalar (carrera 51B).
Carlos Molina, un comerciante que lleva más de 25 años vendiendo fritos al frente de la Universidad del Norte, asegura que el trancón diario puede durar hasta una hora.
Agrega que 'hasta ahora, por ser un día lluvioso, no se ve el guardia de movilidad. Con ellos se agiliza un poco, pero esto siempre es así', afirma.
Los embotellamientos en este punto se deben, en gran parte, a las constantes entradas y salidas de carros y rutas escolares de los colegios Sagrado Corazón y Británico, además de las intervenciones a la autopista, por la concesión costera, y a la Vía 40, por trabajo de aguas profundas.
Angélica Villamizar, estudiante de Uninorte, cuenta que puede tardarse hasta 40 minutos desde Villa Campestre a la Universidad.
'En condiciones normales me demoro 10 minutos nada más', dice.
Reconoce además que un factor determinante en la generación de tráfico en esa zona, es que 'algunos de los estudiantes no cruzan el puente'.
De acuerdo con el secretario de Tránsito de Puerto Colombia, Leonardo Vargas, el hecho de que la universidad corriera unos 100 metros su entrada del puente, 'contribuyó al represamiento de carros, pues los estudiantes no usaban el puente'.
'Por eso se habilitó una rampa para acercar ambos puntos', explicó el funcionario.
Anunció que en los próximos días el Distrito, el área metropolitana y la Alcaldía de Puerto Colombia firmarán un acuerdo para mejorar la operatividad en conjunto.
Carrera 49C
A la entrada de las clínicas y centros de salud ubicados a lo largo de la carrera 49C entre calles 82 y 84, una van blanca se detiene en medio del tráfico para dejar en la Clínica Bonnadona Prevenir a tres integrantes de su familia.
Se trata de la ruta familiar de Carlos Salazar. El sereno afecta a una menor que llevan en brazos, por lo que Salazar trata de buscar el lugar más cercano para parquear por unos minutos su vehículo.
La decisión, sin embargo, genera que las decenas de carros tras de él se detengan también.
'Los buses también frenan constantemente y por eso acá siempre hay embotellamientos', asegura Salazar, quien constantemente pasa por esa vía.
Según el secretario de Movilidad de Barranquilla, Fernando Isaza, la 'poca cultura ciudadana de algunas personas' aporta a la caótica situación que allí se genera.
Además de lo ya mencionado, el semáforo de la carrera 49c con calle 82 tarda un minuto en luz roja y tan solo 30 segundos en verde.
Como solución vial, Isaza recomendó tomar como rutas alternas las carreras 48, 46, 44 y 41. También sugirió utilizar las carreras 52, 55 y 58.
Vía al Mar
En la carrera 46, a la altura del Colegio Real - Royal School, las obras que se efectúan por la concesión costera interrumpen el flujo normal de vehículos, sobre todo en horas pico.
A las 7 de la mañana, durante una hora u hora y media, un guía de movilidad se esfuerza por controlar el caos vehicular. Por eso, de 6 a 8 de la a.m. se habilita el segundo tramo de la vía para evitar que el represamiento sea mayor.
'Lo que pasa es que a veces, además, se autoriza el paso por la rotonda para que los carros del Royal entren, pero eso no es siempre', explica el funcionario.
Agrega que, durante sus turnos en la mañana, los parqueos indebidos de algunos conductores aumentan la congestión, especialmente por el retorno del puente que está frente al colegio Alemán.
El traumatismo provoca la molestia de los conductores, quienes hacen sonar sus bocinas. Como mínimo, dos cinco minutos que deben durar detenidos, mientras los funcionarios intentan agilizar.
Algunos carros tratan de regresar a la vía, tras dejar a los estudiantes de las instituciones educativas en su destino.