Bajo el sol y a pesar de las gotas de sudor, 650 personas entre niños, jóvenes y adultos se tomaron ayer las calles, las plazas y los sitios más emblemáticos del Centro Histórico de Barranquilla, en la decimoprimera edición de la fotomaratón Mira al Centro.
La imponente estructura gótica de la iglesia de San Roque, el Paseo de Bolívar con el monumento del Libertador a caballo, la estética ruda de la Plaza del Boliche, las formas y colores del mercado fueron algunas de las locaciones que conformaron el recorrido de 12 horas, que inició a las ocho de la mañana en la Antigua Intendencia Fluvial.
Pero la idiosincrasia propia del ser barranquillero no se quedó impresa solo en las edificaciones de arquitecturas coloniales, republicanas, modernas y art déco que componen –afirmaron los guías historiadores– el lugar donde inició la ciudad. Su gente y su cotidianidad también pasaron por los ojos de espectro electromagnético.
'Llegué con una idea en la mente, de retratar los lugares característicos del Centro, pero los niños tomaron mi atención. La inocencia con la que miran el montón de cosas y de gente caminando es muy bella', expresó Antonio García, estudiante de Ciencias Sociales de la Universidad del Atlántico, que por primera vez pone su afición por la fotografía a concursar.
Además de niños, están las mujeres gruesas con canastos de alimentos, los artistas callejeros con el pincel y el papel tirados en el piso, los hombres en camisilla con un afilado cuchillo quitando escamas de pescados, los de la tercera edad que venden letras en miles de libros de diversos temas, los flacos entre estantes de cremas hechas de productos inimaginables con las recetas para curar, el habitante de calle que resguarda su cabeza del sol debajo de una banca…
Todas esas miles de historias que cuentan las imágenes del Centro son las que participan en cada una de las 11 categorías, en las cuales los participantes pueden postular una foto por cada una. Así, Mira al Centro recibió más de 1.800 fotografías. Patrimonio, Arquitectura, Situaciones, Espacio público, Primer plano, Movimiento, Personajes, Cuerpos de agua, Oficios, Infantil e Instagram fueron las denominaciones que usaron para ellas.
'La verdad esta es la primera vez que vengo a esta actividad. No soy fotógrafa, ni profesional ni aficionada; vine a acompañar a mi novio con el que estuve en la fotomaratón de Puerto Colombia, pero me ha parecido muy interesante recorrer lugares que uno no frecuento a diario y conocer lo que hay detrás de cada uno', contó Ana Camelo, trabajadora en salud ocupacional.
Como ella, muchos llegaron por la simple curiosidad, sin metas de competencia, como otro plan de fin de semana. Y hasta los niños decidieron aceptar una cita con el Centro. Entre algunos de los participantes de camisetas rosadas, una pequeña de rizos, de 2 años, caminaba con una cámara de juguete en la mano imitando sus posiciones y miradas. La publicista Marisol Martínez, su madre, decidió llevarla sin imaginar que iba a ser la protagonista de muchas fotos.
'De eso se trata', dijo el historiador José Stevenson, al señalar el grupo de personas donde estaba la niña. El profesor de los guías que dirigieron las caminatas aseguró que la diversión es clave para lograr el objetivo de la fotomaratón: construir una memoria histórica de la ciudad a través de la mirada de sus propios ciudadanos, y usando la fotografía como recurso para conocer la historia. 'Esa es la única forma de valorar lo nuestro, de tener identidad: conocer de dónde venimos. Esta es una forma de recuperar la memoria colectiva'.