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'A la orden, a la orden'. 'Sigue, amiguito(a)'. '¿En qué te colaboro?', se escucha con intensidad al transitar entre los locales del Centro de Barranquilla. La imagen de los vendedores en las puertas de los establecimientos se vuelve repetitiva. Mientras unos señalan en dirección de entrada al local, otros agitan sus manos para ganar visibilidad.

Para quienes transitan por el sector, el trayecto es adornado con melodías propias de la época, como Las cuatro fiestas y Aires de Navidad.

En estos días, otro elemento sonoro, propio de ese vibrante sector, es la voz de los locutores que invitan a 'conocer la oferta y la gran promoción para la pinta del vacile y la rumba'.

Los esfuerzos de los vendedores –explica la Asociación de Comerciantes del Centro de Barranquilla (Asocentro)– se debe a que 'las ventas de 2016 han sido las más bajas con relación a los últimos 15 años'.

Dina Luz Pardo, directora de la asociación, explica que varios factores han influido en que las ventas disminuyan, tales como 'los nuevos centros comerciales, la problemática de espacio público del Centro y las obras de peatonalización y reparcheo que están haciendo en el sector'.

Estrategias

Frader Padilla, comerciante del Centro, pone en pie su negocio desde las 7:00 de la mañana para vender los faroles y las velitas que le quedan de la temporada. Explica que a partir del 20 de diciembre cambiará la mercancía por juguetes, para 'tratar de ajustarlo a lo que la gente compra en esos días'.

Mientras Padilla explica su estrategia de venta, llega un cliente a preguntar por el precio de un paquete de chispitas. 'Cuesta $12.000', contesta el comerciante; pero al notar un gesto de inconformidad con el precio, inmediatamente baja la tarifa a $10.000, prepara la bolsa y entrega el producto.

Íngrid Molina, otra comerciante, le pregunta a los transeúntes si quieren adquirir algún calzado femenino.

Para obtener más clientes –asegura– 'se les da un buen trato. Uno los sienta, les mide el zapato para que se vayan contentos y tengan una buena atención'.

Aunque José Pablo Castillo no vende faroles, velas, árboles navideños u otros productos relacionados con la época, promociona con entusiasmo sus productos. '¡El boli, boli, boli!', grita sobre el Paseo Bolívar.

Castillo afirma que sus ventas no bajan porque 'la gente que pasa por acá se cansa y tiene calor. Para la sed necesitan un boli'. Argumenta, además, que si no grita, no vende.

Ventas bajas

Julio César Altamar, comerciante de prendas de vestir, comenta que las ventas en su local se han visto afectadas por las obras de peatonalización.

No obstante, afirma que se siente optimista, pues 'cuando uno quiere comprar se mete donde sea, y el Distrito no ayudó con eso de que pararon los trabajos'.

Zaida Mendoza, otra comerciante del Centro, manifiesta que las ventas –en comparación con 2015– 'han disminuido en un 50%'.

Caso contrario es el de Sandra de los Ríos, quien asegura que las ventas en su local, ubicado en el Shopping Center, 'han estado muy buenas'.

Compradores de último momento

Un equipo periodístico de EL HERALDO realizó un recorrido por la zona comercial del Centro de Barranquilla, en el cual encontró compradores de último momento.

Estefanía Mejía relata que sacó un momento del día para buscar los faroles que 'no pueden faltar en esta fecha especial'.

Por su parte, Gina Castilla comenta que las compras en el último día 'son terribles, pero estaba esperando que pagaran'. Opinión con la que coincide Luz Divina Nova, quien afirma que 'ahora todo sale más caro'.