El experimento comenzó un día antes. Recibí una llamada a las 10 de la noche de un viernes. 'Dame tu talla de camisa y pantalón. Ah, y aféitate, que mañana vas a ser policía por un día', me dijo mi editor jefe.
¿Qué tipo de policía sería? ¿Qué funciones cumpliría como uniformado por un día? Mientras cortaba pelos de mi cara que habían estado allí desde que salieron intenté imaginarme allá, en las labores: parando carros para revisar papeles, pidiendo cédulas para corroborar antecedentes judiciales, manejando una moto a altas velocidades en una persecución de algún criminal. Básicamente, la combinación del concepto que nace del cine y la televisión y mi propia experiencia con los uniformados de verde.
Estas ideas rondaron mi cabeza hasta el siguiente día, cuando desperté a las 6 de la mañana, oficialmente como policía. Llegué a la escuela de Antonio Nariño con rasquiña en la cara y en mi traje de civil.
Habían preparado uniformes para los participantes con una etiqueta removible con el nombre de cada uno.
El uniforme tal y como va por capas. Primero una camiseta verde oliva sirve de fondo a una camisa cuello sport, color verde aceituna, manga larga. Después el pantalón largo es de corte recto y ciñe en la cintura para soltarse en los pies y dar paso a unas botas negras pesadas que cubren sobre el tobillo. Una correa sostiene un cinturón multipropósito en donde se portan todas las herramientas, desde el arma hasta la radio. Para terminar, una gorra del mismo verde con la palabra ‘policía’ escrita en dorado.
Después de estar acomodado en el uniforme se acercó el mayor Jonatan Moreno, quien corroboró que todo estuviera en orden. 'Te faltó la motilada', me dijo con una de esas sonrisas que suaviza una verdad.
Frente al sol nos formó en orden de estatura. Nos presentó los unos a los otros. Entre los participantes, además de los 12 voluntarios estuvieron el diputado Estefano González y la concejal María Henríquez.
Después de enseñarnos unos comandos básicos para la postura que debe tener un policía para recibir instrucción nos mostró el gesto con el que se empieza la jornada.
'Buenos días mi general, Policía Nacional, Dios y patria'. El saludo de todos los días para un policía, el de un día para nuestra jornada.
Era claro que las actividades que estaría haciendo por este día serían un simulacro de la realidad, el único peligro en el que estarían las vidas de los 14 participantes era establecido por nuestros propios límites.
'En el momento que se sientan mal, que no puedan más, levanten la mano y alguien va a venir a ayudarlos', dijo el mayor Jonatan Moreno.
Desde esta instrucción surgen ideas a la cabeza. Hay una confusión que se da en este día entre la simulación y la realidad. Cuando se escuchan estas palabras imagino lo que sería una situación así en la vida real. Estar detrás de un escudo del Esmad y pedir un cambio porque estás cansado, llevar a un herido en una camilla por un campo minado y alzar la mano para pedir un relevo, estar en medio de un operativo del Gaula y que los nervios te delaten.
'Lo que hacemos es por otros, después de todo nos recuperamos en la casa pero hay que estar allí por la persona, por el afectado y por el victimario, a él también hay que protegerlo para que nuestra labor sea la de la justicia para todos', explica el mayor Moreno con una voz firme que llega claro a los oídos de los 14 voluntarios que nos encontramos.
'Atención, ¡firrrrr!', grita el mayor como primera orden. De una camioneta blanca se baja el general Gonzalo Londoño. Al escuchar ese cargo, se pensaría una persona regia, de pocas risas y que da órdenes con látigo en mano.
'Buenos días', dice con una sonrisa en la cara y un bastón de mando de madera oscura y punta blanca en sus manos.
'Hoy van a vivir el otro lado de lo que ven, y verán cómo funciona un poco el día a día de ser policía. En la noche me cuentan cómo les fue', camina de un lado a otro, como midiéndonos. Se acerca y estrecha la mano como si fuera la bienvenida a nuestro primer día en la academia, saluda y se despide de cada uno con su apellido, vuelve a la camioneta y se va.