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Los vendedores de las plazas de mercado público de Barranquilla dicen que están desesperados. La inseguridad y la mala presentación de sus puntos de trabajo han incrementado el nivel de preocupación por las bajas ventas que registran.

Ayer, a la 1:00 p.m., en El Playón aún quedaban vendedores de carne y vísceras esperando clientes para 'salvar el día'. Otros, ya resignados, acomodaban sus productos para hoy.

'Vendo pollos y en un día malo me llevo solo $20.000, pero en un día bueno puedo alcanzar los $60.000', explicó Pablo Rodríguez, quien informó que a la semana alcanza a tener 'solo dos días buenos'.

Para este barranquillero el estado de la infraestructura ha llevado a que disminuyan sus ingresos.

'La estructura del mercado deben mejorarla con urgencia. La presentación influye en que la gente regrese al mercado', indicó Rodríguez.

'Los techos están sin láminas y la brisa de diciembre terminó de desbaratarlo. Esto cambió, pero para empeorar porque, además, hay bastante inseguridad', añadió el vendedor.

José Rincón, un veterano de 62 años, también contó que 'es lógico que si le invierten al mercado, la gente volverá'. El vendedor de carne expresó que 'aquí venía gente de todos lados, incluso de los municipios a hacer sus compras todos los fines de semana. Además en las temporadas las ventas aumentaban, pero ahora ya no se ve casi clientela', aseguró.

En el mismo playón en que trabajan José y Pablo, se desempeña Hernando Banquez, quien vende lisa seca y mostró su inconformismo por el estado de su puesto de trabajo. 'Las láminas tienen más de 3 meses que se cayeron y no lo arreglan. Pagaba al día mi mensualidad, pero no voy a estar en la intemperie aun peor que en la calle', aseveró.

Este hecho, según Banquez, ha llevado a que mucha clientela se aleje de las plazas de mercado, donde se pueden encontrar distintos productos. 'Los días aquí son inciertos'.

Por lo que hacen un llamado a las autoridades encargadas para que miren al mercado y 'lo mejoren, lo renueven. Esto solía ser el mejor punto de venta de Barranquilla porque está en toda la mitad de la ciudad', Jorge Arrieta, otro de los vendedores.

Esta no es la única plaza de mercado que pide más atención de las autoridades. Los trabajadores de la plaza de La Magola y Miami también hacen un llamado para que mejoren las condiciones.

En la zona de comidas de la plaza La Magola, Mery Pedroza ofrece almuerzos a $6.000. 'Arroz, ensalada, sopa y la presa' hacen parte del menú que dispone a diario.

Según Pedroza, la inseguridad sí es el factor 'que más influye en que haya bajado la clientela porque quién se va a meter aquí si hay robos todo el tiempo', cuestionó la barranquillera.

Del mercado de Miami, Lucely Hoyos, de 57 años, también explicó que 'a estos espacios no le meten la mano. Yo soy puntual en el pago, pero eso no se nota'.

La mujer contó que hace 17 años tiene puestos en Miami, pero ahora 'se ven hay muchos locales cerrados, los dueños no abren'. Asimismo, añadió que los dueños de los locales pueden hacer remodelaciones propias y la administración 'no se entera', por lo que insistió en que estén más atentos a las plazas de mercado que por mucho tiempo tuvieron auge en la ciudad.