Luego de cuatro días de maicena, espuma, baile, desfiles y trasnochos, los barranquilleros madrugaron a darle comienzo a la Cuaresma con la imposición de la cruz de ceniza.
En la Catedral Metropolitana María Reina cientos de feligreses se unieron en torno a la reflexión y la purificación de almas por medio de una negra cruz en sus frentes.
Cerca de 80 personas fueron las primeras en llegar a las 7:00 de mañana en la Catedral, a la primera misa del día, presidida por monseñor Víctor Tamayo.
'Este año estará enfocado en la misericordia y en la paz, pero no solo la misericordia de darle al más pobre y desfavorecido, si no, ayudar al prójimo a que encuentre su camino, brindarle principios de vida, solidaridad y afecto', aseguró Monseñor en diálogo con EL HERALDO.
Una tradición familiar