La alarma recientemente lanzada por la Consejería Presidencial para la Equidad de la Mujer no es para nada fútil. Entre el primero de enero y el 12 de abril de este año se han registrado ocho presuntos feminicidios en Atlántico, cifra que solo se distancia de un caso del total de 2016 cuando hubo nueve. En total se han presentado 19 homicidios de mujeres en lo que va de 2017.
Arma contundente, a tiros, cuchillo, puñal y machete fueron los elementos empleados para quitarles la vida o el 'mecanismo causal', como lo clasifica Medicina Legal en sus estadísticas.
Durante 2015, de 35 homicidios de mujeres en este departamento 12 tuvieron características de feminicidios; en 2014, de 47 asesinatos, ocho fueron cometidos por razones de género, de acuerdo con las cifras.
La abogada con maestría en menores en situación de desprotección y conflicto social, Jennifer Castillo Bolaños, plantea que el feminicidio es un problema estructural que obedece a las desigualdades entre hombres y mujeres especialmente en sociedades con modelos patriarcales muy marcados y tolerables a la violencia hacia las mujeres.
Para ella, 'la prevención de este crimen de odio por razón de sexo, no puede estar solamente dirigida a través de políticas o programas focalizadas a la población femenina sino también a los varones porque ambos (hombres y mujeres) son afectados por la violencia machista'. Castillo recalca que es muy importante contar con sistemas de información y monitoreo confiables para este tipo de delitos, para hacer seguimiento y visibilidad a este delito.
La socióloga y experta en temas de violencia de género, Emma Doris López, expone que no solamente están aumentando los feminicidios sino las formas y manifestaciones de violencia. Cita puntualmente la música, las redes sociales y el internet.
Pero también enfatiza en los inconvenientes que siguen teniendo las mujeres para acceder a la justicia: 'esa garantía de atención, de protección a la vida de las mujeres y al derecho a una vida libre de violencia se ve obstaculizada porque no hay una justicia efectiva; eso favorece la impunidad'.
López describe el caso –del que tiene conocimiento directo-, de una mujer que se decidió a no denunciar al ver que una tía y una amiga, víctimas de violencia de género como ella, han sido objetos de todo un 'paseo institucional' de las entidades encargadas de atender sus denuncias y brindarles atención. Añade que 'eso está influyendo en que las mujeres opten por regresar a los escenarios de violencia y allí puedan ser asesinadas. La no garantía de los derechos hoy también es una causal del aumento de los feminicidios'.
Mayor consciencia, pero no mayor acción.
Las mujeres vienen alzando su voz desde hace unos dos siglos. Eso explica Aura Aguilar, trabajadora social con estudios doctorales en educación intercultural e investigadora sobre género, para quien desde entonces hay presencia de un activismo fehaciente, que se extiende a la conformación de la teoría feminista y que abriga también a la de género, en la comprensión de la construcción de las identidades sexuales.
'El activismo concreta las reivindicaciones civiles (voto, trabajo) y educativas. Actualmente hay mayor incorporación en lo educativo y trabajo; no así en lo político, aun se llega solo a un 20% de las representaciones directas, según la ONU (2015) y allí es donde mayormente se toman las decisiones para el progreso de las mujeres. Hay mayor consciencia, pero no, mayor acción, en el caso político', apunta.
Aguilar analiza que es difícil 'impregnar' a la mujer del Caribe del discurso retórico de Christine de Pizan, Mary Wollstonecraft, Simone de Beauvoir, Virginia Wolff, Judith Butler, Ana De Miguel y Florence Thomas, entre otras; pues acá tiene más validez la tradición oral ancestral. Como ejemplo menciona 'discursos cotidianos como: ya aprendiste a preparar comidas deliciosas/ya te puedes casar; o que es bueno escribir un libro/sembrar un árbol/tener un hijo'. Y si se hace un análisis de las letras de canciones populares –opina-, desde las más clásicas hasta las más actuales, llevan consigo los sesgos femeninos.
Aguilar destaca que la mayoría de feminicidios suceden cuando hay ya una conclusión de las relaciones y se reincide en una conciliación. 'Creo que una salida es la que plantea el Nobel de Economía Amartya Sen (2000), en su libro Desarrollo y Libertad: la mujer debe volverse agente de su propio desarrollo', finaliza.
Homicidios de mujeres
3 de enero: Esmeralda del Carmen Polo Navas, 44 años, en Soledad.
4 de enero: Yeruth del Socorro De la Hoz, 58 años, en Soledad.
9 de enero: Karol Michel Martínez Osorio, 17 años, en Barranquilla.
12 de enero: María Nicolasa Laverde*, en Barranquilla.
14 de enero: Menor de 15 años, en Luruaco.
14 de enero: Marith Liza Riascos, 32 años, en Malambo.
3 de febrero: Betty Torres Sierra, Barranquilla.
10 de febrero: Deisy del Socorro Vergara Guzmán, 46 años, en Barranquilla
13 de febrero: Eladia de Jesús Nieto Palma, 51 años, en Barranquilla.
19 de febrero: Evelín Isabel Bravo Echeverría, 32 años, en Barranquilla.
23 de febrero: menor de 15 años, en Juan de Acosta.
25 de febrero: Daire Patricia Morales Fernández, 34 años, en Barranquilla.
25 de febrero: Dilia González Acevedo, 55 años, en Barranquilla.
3 de marzo: Luz Estela Hernández Abadía, 20 años, en Barranquilla.
27 de marzo: Nancy María Guzmán Urina, 31 años, en Barranquilla.
7 de abril: Nerly Gutiérrez Angarita, 36 años, en Barranquilla.
9 de abril: Jenny María Palacio Moya, 44 años, en Barranquilla.
10 de abril: Luz Marina López Márquez, 48 años, en Barranquilla.
12 de abril: Nayis del Carmen Monterrosa Castro, 30 años, en Soledad.