La obra de que quiero ocuparme es la construcción de un cementerio amplio, suficiente, de exclusiva propiedad de esta corporación correctamente iniciada —y que para sus trabajos desde hoy nos preparemos para formar una institución de beneficencia y que nuestra corporación sea conocida con el nombre de Sociedad Hermanos de la Caridad— para que seamos definitivamente los que aquí nos hemos reunido promotores y fundadores de la más notable institución de Caridad y Beneficencia.
Iniciada que haya sido la obra del cementerio y en ejecución sus trabajos, resolveremos la erección de un templo en el Barrio Abajo para que perpetue por nuestra iniciativa y con el nombre de Iglesia del Rosario, y al mismo tiempo propender al establecimiento de un hospital de caridad, obras todas, que deben ser iniciadas por esta Corporación fundada en esta fecha.
Si aceptáis mi propuesta nada más natural que nuestra institución se base en la fraternidad universal para afianzar el espíritu de nuestra idea. Así perpetuaremos la memoria de esta fecha y esta simiente que desde hoy fertilice, fortalecerá en el porvenir iluminada por el claro horizonte de la democracia.
Si correspondéis a este loable fin, principiemos por traer a nuestro seno hombres de buena conducta de todas las religiones, sectas, nacionalidades y filiación política siguiendo el ejemplo de las doctrinas de Cristo como hombre filosófico y reformador.
Todos los hombres somos hermanos', pues la caridad no consiste en ser pródigo, más allá en ser útil.