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Esta semana se anunció la venta de las filiales de Canal Isabel II en América Latina. Inassa (accionista mayoritario de Triple A) es una de las empresas donde la compañía española tiene el 88% de las acciones. La decisión se toma por el escándalo de corrupción que se desató en España por el caso lezo.

Pero ¿cómo y por qué llegaron los españoles a controlar la empresa de Acueducto, Alcantarillado y Aseo (Triple A)?

El origen de las Empresas Públicas Municipales-EPM de Barranquilla en 1925 (según información de la Cámara de Comercio) tiene relación con la negociación de un crédito externo por parte de empresarios y constructores barranquilleros. Fue entonces cuando la compañía financiera norteamericana Central Trust Company Of Illinois, de Chicago, por valor de cinco millones de dólares, ayudó directamente a solucionar las deficiencias en la prestación de los servicios públicos.

El concejal Luis Zapata recuerda que para la época, la financiación era posible porque por decisión del Concejo y del Alcalde de ese momento los recursos del impuesto Predial eran manejados por las Empresas Públicas Municipales.

De ahí se daba la parte operativa de la empresa con ese soporte. La inversión de Barranquilla en esos momentos era inmensa, porque el tributo más importante que tenía el municipio era manejado por las EPM para cumplir con los compromisos que los banqueros, encabezados por Samuel Hollopeter, le habían exigido a la ciudad, según Zapata.

La empresa manejada por Hollopeter

Durante los años siguientes a la creación de las EPM (empresa de carácter público) estuvo al frente de su administración el norteamericano Samuel Hollopeter, y la junta directiva estuvo integrada por tres miembros designados por el Concejo y otros por la Central Trust Co. Con el préstamo se construyó el acueducto de agua filtrada puesto en operación en 1929.

Una vez cancelado el crédito a la central financiera, la empresa pasó a manos del Municipio, en 1960, se fundó las Empresas Públicas Municipales de Barranquilla, EPM, que se encargó de la prestación de los servicios de acueducto, alcantarillado y aseo de la ciudad.

Helkin Alberto Nuñez, funcionario del Archivo Histórico del Atlántico señala que 'en 1960 se canceló el crédito y mediante el Acuerdo 24, del 23 de mayo del mismo año, se constituyó un establecimiento autónomo descentralizado, con personería jurídica y patrimonio propio, encargado de la prestación de servicios públicos, realización de obras materiales y cobro de impuestos'.

Zapata, quien desde hace 26 años hace parte del Concejo, sostiene que Hollopeter estuvo en la ciudad hasta cuando cobró el último peso de los préstamos que le hicieron a Barranquilla, después de esto entregó la administración a los criollos y empieza otra etapa de la empresa que se soportaba con el Predial que manejaban ellos.

Comienzan los problemas

Para la década de los 80 empieza la deficiente prestación de los servicios públicos en Barranquilla. El agua llegaba en carrotanques a los barrios del suroriente y suroccidente de la ciudad, y los problemas de potabilidad generaban epidemias de gastroenteritis que ocasionaban anualmente la muerte de decenas de niños.

En ese momento el Distrito no tenía el control del impuesto, eso lo manejaban las EPM. El municipio entró en un desmedro en la prestación de los servicios fundamentales que tenía a su cargo y de ahí encontramos que para los años 90 viene la gran crisis en la prestación del servicio de agua, cuya calidad no era aceptable y afectaba la salud.

En esa época se impuso la moda de construir tanques subterráneos en las puertas de residencias del norte y colgar en los techos los tanques de eternit para poder abastecerse del agua que compraban a los carrotanques.

Esta situación desencadenó en alteración del orden público, vinieron los cacerolazos y las amas de casa promovieron movimientos cívicos para hacerle entender al gobierno local, departamental y nacional que esta situación no podía seguir así.

Para la compra de químicos, indispensables para purificar el agua, se requerían 50 millones de pesos diarios, pero estos o no existían o no ingresaban al acueducto.

El abogado César Lorduy recuerda que en esa época bañarse con totuma 'era el pan de cada día' y como parte de la solución terminaron construyendo una ciudad subterránea llena de tanques de almacenamiento; otros hicieron albercas que por falta de cuidados terminaron siendo foco de enfermedades que atacaron especialmente a los niños.