Entre la credibilidad y el escepticismo están las comunidades asentadas en la línea del proyecto considerado de mayor importancia estratégica para el Caribe colombiano, como lo es la Vía de La Prosperidad. La iniciativa consiste en el mejoramiento del tramo Palermo-Sitionuevo-Remolino-Guáimaro, en una longitud de 52.6 kilómetros, bordeando el río Magdalena.
Para unos, los más optimistas, 'la obra se va a terminar'. Para otros, los pesimistas, 'podría convertirse en un elefante blanco'.
'Hay que creer, tengo fe y confianza', afirmó Carlos Toncel, un parcelero de Palermo.
'No le veo futuro, aquí ha habido mucho enredo y eso no es bueno; creo que no se ha dicho la verdad', afirmó Manuel Ramírez, pescador de la Ciénaga Grande.
'Están bastante demorados', comentó Daniel Jaraba, conductor de un camión transportador de frutas.
No solo la preocupación por el estado de la obra les asiste a los habitantes de la zona de influencia, también a ganaderos de la región, quienes el pasado 26 de mayo, en Barranquilla, expresaron su disgusto ante el contratista por el retraso de los trabajos, porque les afecta sus intereses económicos.