Los orígenes de Barranquilla son un asunto que los historiadores no han podido dar por cerrado. A diferencia de las grandes urbes colombianas, que fueron fundadas en su mayoría por los colonos españoles, el surgimiento de la Puerta de Oro no está circunscrito a un hecho particular, sino a una serie de acontecimientos espontáneos que con el tiempo fueron definiendo este territorio como un lugar atractivo para vivir.
Por generaciones hizo carrera la leyenda de que la ciudad se fundó por unos ganaderos de Galapa que buscaban calmar la sed de su ganado en las aguas del río Magdalena.
Esta hipótesis romántica a la postre sería desvirtuada por el historiador José Agustín Blanco, quien hizo un análisis historiográfico exhaustivo a través del cual estableció que el germen de la ciudad surgió en dos momentos claves: 1560, a partir del poblamiento espontáneo de personas libres, y 1620, con la instalación de la Hacienda de San Nicolás, alrededor de la cual se produjeron unas dinámicas económicas y demográficas que conducirían eventualmente al surgimiento de Barranquilla como villa, el 7 de abril de 1813; fecha en la que se celebra el aniversario de la ciudad.
El pasado jueves 27 de julio fueron presentados por el Sistema de Transporte Masivo Transmetro y la Universidad del Norte los resultados de una investigación arqueológica que extiende en por lo menos 700 años más hacia el pasado los orígenes de Barranquilla como hogar para una población humana. Los hallazgos se produjeron entre 2015 y 2017, durante la primera etapa del Par Vial de la carrera 50 —obra que adelantaba Transmetro con recursos de la Nación y el Distrito—, y permitieron obtener una primera aproximación a la fecha en la que los indígenas pudieron haberse asentado en nuestro actual territorio.