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El hecho de que la palabra feminicidio ya sea de uso frecuente o que las manifestaciones violentas contra las mujeres sean rechazadas contundentemente por buena parte de la población muestran la visibilidad que se le ha dado a una problemática casi oculta hasta hace unos años, mas ello no implica que los casos vayan en detrimento.

Este sábado 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, instituido desde 1981 para generar conciencia contra este fenómeno, en homenaje a las tres hermanas Mirabal asesinadas en República Dominicana en 1960 por su oposición a la dictadura de entonces.

Un análisis de las investigadoras del grupo Estudios de Género, de la Universidad Simón Bolívar, Dhayana Carolina Fernández Matos y María Nohemí González, basado en estadísticas de entidades oficiales, da cuenta de que durante 2016 se registraron en total 9 presuntos feminicidios en el Atlántico, mientras que hasta principios de noviembre se registran 14. Esto sin tomar en cuenta que aún hay dificultades para clasificar ciertas muertes de mujeres como feminicidios que, como está establecido legalmente, es el homicidio de una mujer por su condición de ser mujer.

Por eso plantean que para la mitigación del problema es necesario un pacto social que incorpore a todas las fuerzas vivas del país para comprometerse a erradicar las violencias contra las mujeres y los feminicidios. Es pertinente la voluntad política y un compromiso real que vaya más allá de lo establecido en la ley.

Y es que el aumento de los feminicidios no es exclusivo del departamento o de Colombia, es una situación global, y América Latina es la región del mundo que presenta las cifras más alarmantes.

En 2016, ONU Mujeres presentó un informe que señaló que, de los 25 países del mundo con las tasas más altas de feminicidio, 14 están en América Latina y el Caribe y la impunidad en este delito ronda el 98%.

En Colombia no hay cifras oficiales de estos casos antes de 2015 porque fue después de la aprobación de la Ley 1761 de julio del 2015, llamada Rosa Elvira Cely, que tipifica el feminicidio como delito, cuando se comienzan a producir estas estadísticas, ya que antes se incluían en la categoría de homicidios o muertes de mujeres.

En el Boletín Epidemiológico ‘Violencia de género en Colombia, análisis comparativo de los años 2014, 2015 y 2016’, del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, se indica que en 2014 se registraron 810 homicidios de mujeres; en 2015 fueron 670 y en 2016 la cifra llega a 731.

Según el estudio, en 2014 se registraron en promedio 2,6 mujeres asesinadas por día; en 2015 murieron 2,2 mujeres; mientras que en 2016 fueron 2,4 mujeres muertas diariamente.

La Corporación Sisma Mujer, organización que desde 1998 trabaja con mujeres víctimas de distintos tipos de violencia y de discriminación, en su boletín especial del 25 de noviembre de 2014, muestra unas cifras que dimensionan el feminicidio en Colombia:

- De 2005 a 2013, el asesinato de mujeres en circunstancias asociadas al delito sexual, la violencia de pareja y la violencia intrafamiliar aumentó en 4,12%. En el año 2012 el aumento fue de 114%.

- Una mujer fue asesinada cada 4 días por su pareja o expareja.

- Por cada hombre, 9 mujeres fueron asesinadas por sus parejas o exparejas.

De acuerdo con el análisis, en Barranquilla, como en otras partes, el principal causante de los feminicidios es un hombre con el cual la mujer tenía o había tenido una relación íntima, cónyuge, excónyuge, novio, exnovio, persona con quien se procreó un niño o una niña. Se incluye el supuesto del amigo o conocido que asesina a una mujer, que no quiso entablar una relación íntima con él.

En los casos de las niñas, también se evidencia que un alto porcentaje de quienes le causan muertes violentas por ser mujeres, son hombres de su propia familia o personas cercanas a su entorno familiar.

Este dato, recalcan las investigadoras, es una alerta para que se entienda que para las mujeres, las adolescentes y las niñas, el lugar más peligroso es el hogar, y el principal victimario, un hombre con el cual han tenido un vínculo familiar o afectivo.

Sin embargo, también hay feminicidios cometidos por desconocidos, por ejemplo, un caso de violación sexual que culmina con la muerte violenta de una mujer, perpetrada por un extraño.

Una modalidad bastante frecuente y poco conocida es el feminicidio que se da en el contexto de conflictos armados; las mujeres y las niñas asesinadas para enviar un mensaje al bando contendiente, como casos ejemplificantes o como sanción. Es necesario que se aborde no solo la violencia sexual contra las mujeres y las niñas en el conflicto armado colombiano, sino que se requiere visualizar y establecer la responsabilidad de los feminicidios como mecanismo de reparación y garantía de no repetición.

En definitiva, las investigadoras exponen en su análisis que la máxima expresión de violencia, discriminación y odio contra las mujeres por el hecho de ser mujeres, son los feminicidios.